Fernando Eimbcke ha tenido una carrera con ideas bien ejecutadas, pero pocas películas, siempre tomando como referencia las inquietudes de esa época de la vida en que las hormonas juegan un papel tan importante: la adolescencia. Primero fue con Temporada de Patos, donde unos niños son testigos de las diferentes pasiones de sus vecinos y, luego, Lake Tahoe, donde las inquietudes de un chico le hacen descubrir lo que pasa en un pequeño pueblo. Ahora tenemos Club Sándwich, cinta que mantiene ese estilo de trabajo sencillo que el director ha sabido sostener.

Una madre soltera llamada Paloma (Maria Reneé Prudencio) y su hijo Héctor (Lucio Giménez Cacho Gaud) se van de vacaciones a Puerto Escondido durante la temporada baja. El hotel está vacío y parece que solamente madre e hijo disfrutan de algo tan simple y relajante. Pero Héctor tiene quince años y está en pleno cambio hormonal, algo que resaltará cuando otra familia acuda al hotel. En la familia aparecerá una chica llamada Jazmín (Danae Reynaud), quien pronto hará química con Héctor.

La historia es sencilla, pero no esperen que se muestre una historia «peladita y a la boca» como suele ocurrir con el cine comercial. No esperamos una cinta que nos haga avanzar rápido, por la acción, sino sencillamente sentarnos y compartir el ambiente con los personajes, relajarnos y empatizar por los personajes, quienes sin enfatizar mucho sus emociones y teniendo conversaciones lentas y casuales, saben movernos de un punto a otro de la historia.

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Paloma verá como sus tranquilas vacaciones no combinarán con la hormona alborotada de su hijo.

Club Sándwich es una comedia ligera que va a una velocidad lenta y cuya lentitud nos permite disfrutar esa empatía, de partir de un ambiente algo disfuncional y que pronto se va metiendo a situaciones un tanto incómodas, donde la calentura de los adolescentes es el punto vital en la segunda parte de la historia, con esos momentos inesperados donde Paloma jugará un papel que va de lo penoso a lo gracioso y, después,  a lo conmovedor en varias patadas.

Eimbkce nos mostrará primero las inquietudes de Héctor para que, al momento en que uno espera que nos enfoquemos en ese romance playero con Jazmín, nos sorprenda cambiando inesperadamente al ángulo de Paloma. Una madre que parece estar preparada para todo en el viaje de playa, incluso para evitar que su hijo deje mojado el piso del baño, pero no para la presencia de Jazmín y los impulsos hormonales de su hijo. También se apoya mucho en el uso de objetos cotidianos que van remarcando el comportamiento de los personajes desde un juego de piedra, papel o tijeras o el simple hecho de decir buenas noches.

La cinta se lee entre líneas conactuaciones casuales y tomas que van de lo relajante a lo caluroso. Con un soundtrack que tiene canciones imprevistas que se oyen por la radio o que algún personaje canta. De ahí en más, es una producción sencilla que peleó los Arieles de este año y que se vio ligeramente abajo de otras grandes cintas como La Jaula de Oro o Los Insólitos Peces Gato. Una buena alternativa si no desean seguir la saga que esta acaparando el cine en estos momentos.

Calificación: 7.5