“Podría ser el siguiente paso de la evolución”. Cuando hablamos de ciencia ficción las posibilidades son infinitas, desde una oda a viajar por distintas galaxias, sobrepasar la frontera del espacio tiempo, hasta crear entidades artificiales que se pueden apoderar del mundo. Son temáticas que hasta cierto punto ya son un tanto trilladas, sin embargo, el abordar un tema de segregación, discriminación o xenofobia y convertirlo en una buena obra sci-fi es sumamente complicado, y en este punto, solo un puñado de directores han logrado quedar en la historia del cine por trabajos de este género que no es tomado realmente en serio.

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La última alegoría de ciencia ficción del director de Distrito 9 y Elysium, Neill Blomkamp, tiene lugar en un futuro no muy lejano, donde la tasa de criminalidad en Johannesburgo se ha caído a niveles nunca antes vistos gracias a la implementación de una fuerza policiaca robot llamada Scout diseñados por Deon Wilson (Dev Patel) y supervisados por Michelle Bradley (Sigourney Weaver), la CEO de la compañía de armamento que los fabrica. Estos robots, tienen un nivel relativamente evolucionado de inteligencia artificial, pero Deon cree que ha programado otro gran paso evolutivo: Un cerebro cibernético que puede aprender, razonar, y hasta apreciar el arte de la misma forma que un ser humano.

Deon, en un intento por demostrar que él no es un peón más y debe ser considerado como un gran inventor, toma un Scout que estaba a punto de ser destruido y lo intenta llevar a su casa para reprogramarlo, y es aquí donde comenzamos con los problemas. En el camino es interceptado por un equipo de matones, Ninja y Yolandi, interpretados por los dos miembros del grupo de hip-hop sudafricano Die Antwoord. Yolandi nombra a la nueva creación de Deon, Chappie; ellos quieren educarlo como un mafioso y así poder usarlo para ejecutar un gran crimen y conseguir el dinero para salvar su vida.

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Lo que sigue es una hora y media de temas un tanto controversiales completamente revueltos, distintos modelos de cómo educar a un niño, algunos destellos de acción que hasta cierto punto son demasiado fuertes, una idea un tanto ridícula del proceso para descargar la conciencia humana y mucho Hugh Jackman en shorts apretados.

Todo es detonado por el ingeniero rival de Deon llamado Vincent (Hugh Jackman), que solamente no acepta el fracaso y hará todo lo posible para llevar su idea a la realidad, por lastima su idea es una copia barata aunque un tanto mejor equipada del ED-209 de Robocop.

Por desgracia, esto no es lo más lamentable que vemos dentro de la cinta. Por alguna razón que aún no termino de comprender, estos mafiosos que intentan enseñar lecciones de vida a Chappie dentro de la película usan el nombre de  Ninja y Yolandi, pero cuando son el grupo Die Antwoord, también utilizan los nombres de Ninja y Yolandi. Esta pareja de cantantes llevan también su propia mercancía durante la mayor parte de la película, luciendo camisetas que tienen sus nombres e imágenes, un comercial gigante y de muy mal gusto desde mi punto de vista. Pero no solo eso, la película también está llena de distintas canciones de Die Antwoord, y que no se mal entienda, no tengo nada contra el grupo, pero creo que este afán de que la película tenga un impacto mayor con los seguidores de Die Antwoord me parece excesivo.

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Ya hablando en materia de actuación, la participación de Ninja y Yolandi en el mejor de los casos, solo es una distracción del objetivo central de la cinta. Por parte de Patel, que lo hemos visto en Slumdog Millionaire, no le fue mucho mejor, su personaje está tan seriamente empeñado en tratar de nutrir el cerebro de Chappie con cuentos y enseñándole a pintar, que lo hace parecer más como un lunático y no un científico brillante. Sharlto Copley da una interpretación muy buena como Chappie por medio del CGI, además el modelo luce increíble; el problema es que su personalidad cambia tan a menudo y tan rápido que es difícil saber cómo nos debemos sentir por él, esto es lo que más atrae de la interpretación de un robot que comienza a comportarse como ser humano.

Pienso que el gran problema viene al momento de que intentan mostrarnos toda una transformación de Chappie. Cuando nos lo presentan por primera vez, es un niño sumamente abrumado, y para la mitad de la cinta, que no pasan más de un par de días en la trama, ya es Clint Eastwood usando las armas como un maestro. Esto nos lleva a darnos cuenta que hay un montón de ideas dando vueltas en Chappie: el debate a favor de la naturaleza, cómo fomentar la cultura, la validez de los diversos enfoques de la crianza de los hijos, las cuestiones morales y éticas en torno a la inteligencia artificial, la naturaleza misma de la conciencia y así podríamos seguir; pero ninguna de esas ideas se exploran de manera concreta, y es difícil averiguar cómo todas estas investigaciones filosóficas encajan en un clímax con Jackman tratando de asesinar a todo el mundo.

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De cierto modo, estoy siendo demasiado duro con Chappie, pero mi razón se basa en lo que mostró Neill Blomkamp en District 9; fue un gran experimento social enmarcado con una gran ciencia ficción que no teme esconder sus efectos especiales en medio de obscuridad y explosiones, es por esto que mis expectativas crecen de manera exponencial con cada uno de sus trabajos, sigo confiando en el trabajo de este director sudafricano y estoy completamente convencido que su siguiente trabajo que estará en el universo de Alien será una gran muestra de su potencial.

Título originalChappie

Director:  Neill Blomkamp

Duración: 1 hr. 54 min

Fecha de estreno: 12 de marzo de 2015