“He hecho cosas en mi vida y siempre estuve dispuesto a afrontar las consecuencias para proteger a mi familia”. El 100% de los medios especializados en Estados Unidos que ya habían podido echarle un ojo a esta cinta, estuvieron advirtiendo que simple y sencillamente es una porquería, pero sabiendo lo importante y lo emblemática que fue para la cultura pop la película clásica de acción Búsqueda Implacable, lo más sensato era darle una oportunidad a su llamativo final. ¡Gran error!
Por supuesto que la publicidad es mañosamente atrayente, con la gran frase que pregona el final de una épica y majestuosa aventura con la cual estuvieron anunciando la cinta “todo termina aquí”. Seguramente más de uno en todo el mundo no podrá resistir esto, más si son fanáticos como yo de Liam Neeson. Lamentablemente debo decir que todo debió haber terminado con Búsqueda Implacable 2. Pero no. Aquí tenemos la tercera entrega de esta saga para coronar una trilogía, en la cual Liam Neeson le da vida de nuevo al ex agente de la CIA en operaciones encubierto Bryan Mills, nuestro héroe de acción impermeable a balas, cuchillos, granadas y matones europeos sumamente feos.
Sorprendentemente a los 62 años de edad, Neeson todavía tiene esa mirada que irradia rudeza. En la primera Búsqueda Implacable, en 2008, la máquina de matar de Neeson, es capaz de masacrar a cada matón albanes posible en París para rescatar a su hija de 17 años, Kim (Maggie Grace). En Búsqueda Implacable 2 del 2012, los muy molestos y feos familiares de los albaneses que torturó y mató Mills, secuestran a su ex-esposa, Lenore (Famke Janssen), durante unas vacaciones en Estambul. No con el impacto del primer film de la saga, pero con grandes secuencias de combate y escenarios impresionantes, pudo haber concluido todo de una manera diga en ese momento, pero no. Simplemente es uno de los mayores desperdicio de dos horas en mi vida.
Ya centrándonos en esta tercera entrega, el nuevo guion de Luc Besson y Robert Mark Kamen, está vacío de ideas, diversión y propósito. Al menos, ahora Mills es local, ya que toda la trama se desenvuelve en Los Ángeles. Esta vez, tratando de conseguir que las cosas vayan mejor con Lenore, ya que el matrimonio feliz que habíamos visto con Stuart St. John (Dougray Scott) se está pintando un poco complicado. Todo detonó con Mills siendo acusado de un asesinato que no cometió. De la nada, tenemos a una detective obsesivo-compulsivo de Los Ángeles llamado Franck Dotzier (Forest Whitaker) haciéndole la vida imposible al personaje de Nesson, sin embargo, esta tan mal estructurado el personaje y la historia que al final no funge ningún papel trascendente. Este detective lo sabe todo, lo intuye todo, pero no hace absolutamente nada. Bueno, este es un error mío, sí logra algo: alargar una historia que debió terminar en 45 minutos.
Con una infinidad de persecuciones innecesarias y un Liam Neeson fingiendo que está en una película mejor, el director Olivier Megaton edita frenéticamente y llena de explosiones la cinta para compensar realmente la falta de algo que mostrar. Al final, con algunas peleas sumamente inteligentes y bien elaboradas, y una persecución a pie con Neeson que parece que tiene unos 20 años menos, es lo único que sobresale. Sin embargo, les recomiendo que olviden que hubo una tercera parte “pero si no lo hacen, yo los buscare, los encontrare y los matare”.
Título original: TAKEN 3
Director: Olivier Megaton
Duración: 1 hr. 33 min.
Fecha de estreno: 30 de enero de 2015