Uno de los juegos más esperados del año

Bioshock Infinite es un 1st Person Shooter donde controlas a Booker DeWitt, un hombre habilidoso con un revolver pero con mala suerte en las cartas en tu misión egoísta de salvar a una chica llamada Elizabeth para saldar la cuenta que le debes a algunos mafiosos. Tu viaje inicia en la ciudad sobre las nubes: Columbia, una utopía donde (a diferencia de Rapture) el objetivismo y la mano invisible del mercado no son el motor de la sociedad sino el fanatismo religioso, una idea errónea del patriotismo y el racismo. En otras palabras: manipulación, ignorancia y miedo.

Es necesario recordar que para 1912 era lo más ordinario tratar a los negros como aparatos de limpieza vivientes, Estados Unidos estaba en un muy buen punto de su economía pre-guerra y Barack Hussein Obama aún no había nacido así que los blancos podían decirle a los negros como se les antojaba en vez de decirles «socialistas».

En definitiva el personaje más importante de todo el juego es la misma ciudad de Columbia, tan pronto pones un pie en esta urbe su simple tamaño, la riqueza de su arquitectura y la atención al detalle te hacen sentir sorprendido, intimidado y confundido, justo como el principio del primer Bioshock

Parece que las utopías en los juegos de Bioshock siempre involucra una sociedad donde los integrantes creen que son parte de una elite superior sin darse cuenta que son tratados como ovejas llevadas a ser trasquiladas o sacrificadas, ya sea por sus libertades, dinero o incluso el villano, líder de esta utopía, el profeta Zacharias Comstock se refiere a la gente como las ovejas de su rebaño.

Como buen líder de una secta de fanáticos religiosos (¿Hay mejor manera de evitar que la gente entre en pánico al estar en las nubes que hacerles creer que están más cerca de dios y los ángeles?) Comstock es el santo patrón, héroe militar, vidente iluminado o líder político que se inmiscuye en todos los aspectos de la vida privada de las personas. Como el papa, pero con barba.

Ningún juego es perfecto y este no es la excepción, tus enemigos se lanzan como si fueran simios agarrando un garrote, al menos en el Bioshock y Bioshock 2 los splicers se movían erráticamente y consistentes con el personaje pero durante todo el juego no pude evitar imaginarme que estaba peleando contra un montón de policías incompetentes y con sobrepeso, cosa que es muy desconcertante ya que el juego no toma lugar en el DF.

elizabeth

La dificultad también fue algo extraña, lo jugué en Medium y puedo garantizar que en esta dificultad el juego sigue siendo demasiado fácil, me propuse terminar el juego imaginando que era un Terminator modelo T-800, caminando lento, haciendo la mínima cantidad de esfuerzo por cubrirme o esquivar los balazos y pude lograrlo exitosamente con excepción del último nivel.

El combate es bastante sencillo, con la mano derecha sostienes un arma de fuego, con la mano izquierda disparas un superpoder que incluye algunos clásicos como lanzar bolas de fuego o relámpagos. Además los desarrolladores quisieron integrar un elemento más, al ubicarse la ciudad sobre las nubes, podrás utilizar vías aéreas para huir o caer encima a tus enemigos, esto al principio no es tan divertido hasta que encuentras unos pequeños aditamentos extra que te dan cierta habilidad especial.

Puedes tener equipados 4 de estos aditamentos a la vez, uno para la cabeza, uno para el torso, uno para los brazos y uno para las piernas. Estos aditamentos están escondidos a lo largo del juego e incluyen algunos elementos extra como recarga automática una vez que te acoplas a una vía aérea pero mi favorito fue el poder incinerar a los enemigos una vez que desmontaba la vía, lo cual no los eliminaba pero si los debilitaba y dejaba aturdidos por un tiempo.

Bioshock Infinite Image

La historia tiene momentos de impacto donde algo perfectamente cotidiano en Columbia parece cruel, polémico o completamente inaceptable pero son estos momentos donde el juego destaca y se establece como verdadero arte, algo que te hace sentir algo, incluso si es sorpresa u horror, en más de una ocasión mis ojos quisieron escaparse de sus orbitas al encontrar elementos claves de la sociedad de Columbia y obviamente dentro del contexto tienen perfecto sentido pero sigue siendo impactante.

Uno de los elementos principales en el primer Bioshock fue el Big Daddy, incluso la escena donde es introducido por primera vez deja claro que son criaturas fuertes, difíciles de derrotar pero inevitables, en esta entrega tenemos al Songbird que no tuvo el mismo impacto que el Big Daddy, quizás porque este juego decidió eliminar el suspenso y terror para poner más acción, ciencia ficción y dialogo social.

Hubo al menos 2 elementos en la historia del juego donde la ciencia ficción se tornó tan irreal que me sacó de la experiencia, una involucra el conveniente giro para poder continuar la trama y el otro es el final.

Prometí no hablar de spoilers en esta reseña, por lo que la discusión acerca del final estará en otro artículo. En conclusión Bioshock Infinite es un muy buen juego de disparos con perfectos ejemplos de cómo los videojuegos pueden contar una historia sin recurrir a narrativa y exposición pero con simples elementos de su gameplay o el diseño del nivel y es un perfecto ejemplo de que los videojuegos pueden ser arte.

Cápsula cultural: «Sic Semper Tyrannis» es una frase del latín que significa «Así siempre a los tiranos» y fueron las palabras que dijo John Wilkes Booth cuando le disparó a Abraham Lincoln y cuando Bruto apuñaló a Julio César.