No suelo hacer reseñas de películas musicales porque nunca ha sido un género que me atraiga demasiado (de hecho, suelo detestarlo), a menos de que trate de alguna adaptación de una obra de teatro. Pongo el fabuloso ejemplo de Rent que se lanzó hace casi diez años y que es mucho más que un simple musical. Ahora me tocó la oportunidad de ver una adaptación más de Annie, una obra que -así como Rent- se presentó en Broadway hace ya muchos años (de hecho, yo tenía apenas un año de edad cuando nació esta obra de teatro).
Pero antes de que naciera el musical -que posteriormente fue llevado a la pantalla grande con la inolvidable Aileen Quinn-, el cómic Little Orphan Annie había sentado las bases de la historia y la apariencia de todos sus personajes. Little Orphan Annie, o Anita la Huerfanita (como la conocemos en México), nació en el año de 1924 a partir de un poema del escritor norteamericano James Whitcomb Riley. Aquí les dejo el mencionado poema, leído por su autor, una grabación que nos ha llegado gracias al fonógrafo.
Si bien es cierto que en las primeras tiras Annie aún no tenía color alguno -lo que normalmente ocurría en cualquier tira cómica que se publicara en un diario-, esto no significa que el personaje no tuviera ya definidas sus características. Annie era una niña pelirroja, huérfana, que había quedado al cuidado de un millonario. El color de su pelo es importante, ya que se asociaba a los pelirrojos con los irlandeses, y como deben saber, había mucha xenofobia en Estados Unidos por aquella época. Adoptar a una niña era difícil, y más difícil aún para quienes tuvieran rasgos poco britanos.
Esta apariencia del personaje de Harold Gray ha sido respetada a lo largo de casi noventa años de su concepción. Hasta ahora… La nueva adaptación del musical incluye a la pequeña actriz Quvenzhané Wallis, una chica afroamericana que interpreta a Annie. Además, el actor Jamie Foxx interpreta a Will Stacks, sustituto del personaje Oliver Warbucks. Vemos también a Cameron Diaz, que hace el papel de la Sra. Hannigan, y a Rose Byrne, como Grace, la ahora asistente del señor Stacks.
Uno podría hacer de lado las apariencias, a no ser porque éstas responden a las necesidades políticas actuales del gobierno estadounidense. Hace apenas unos meses nos enterábamos de los disturbios y las marchas que se realizaron a todo lo largo de la Unión Americana, debido a los numerosos casos de abuso policial en contra de la minoría afroamericana. Desde entonces, e incluso tiempo antes, hemos visto como muchos personajes de cómics han sido transformados en afroamericanos en pos de una supuesta inclusión. En mi opinión, deformar personajes que forman parte de la cultura pop -no sólo norteamericana, sino global- no hace más que demostrar que aún existe el racismo en EEUU, y no creo que ello ayude a las más jóvenes generaciones a ver las cosas de una forma distinta. No es por medio de la censura del pasado como se ha de ganar terreno en las mentes de los adolescentes para que dejen de llamar negros a los afroamericanos (ellos se llaman negros a sí mismos, y es curioso como puede ser ofensivo si lo menciona alguien que no es de color), ni es por medio de la destrucción de un icono como han de cambiar la realidad.
Pero hagamos por un momento de lado el detalle del color de la piel de los personajes y hagamos como que sigue siendo el mismo personaje de siempre. Si lo vemos así, Annie ha dejado de ser Annie por muchas razones. La primera de ellas, su picardía. En el musical original vemos a una chiquilla traviesa, muy sagaz e inteligente, pero sencilla y muy humilde. Es una muchacha que se reconoce como parte de un orfanato pero que desea encontrar a sus padres con la única pista posible que tiene: un colgante divido por la mitad. Es muy buena amiga, y defiende a sus hermanas hasta con los puños; pero sobre todo, con un carisma que contagia a quien la vea.
En la nueva película vemos a una niña que difícilmente reconoceríamos como a una huérfana, pomposa y presuntuosa. No da la apariencia de pobreza o mendicidad. El orfanato ha sido cambiado por un apartamento en el que viven a lo sumo cinco o seis niñas, responsabilidad de una mujer con la que nos cuesta mucho trabajo empatizar -sobre todo a la hora de su cambio de actitud-. Cameron Diaz no logra llenar el papel que hiciera Carol Burnett hace más de 30 años, porque carece de la comicidad que le diera la mencionada actriz; al contrario, nos provoca una sensación de pena ajena por su patética interpretación. En cuanto a Jamie Foxx, resulta chocante que alguien que creció en el Bronx no sea capaz de empatizar con los menos afortunados, como si hubiera vivido apartado de las calles durante toda su vida, sencillamente no le compramos su altanería y falta de conocimiento, para que después la acepte como si nada cuando le revela el secreto a la niña. Y bueno, el personaje de David Zayas, que se supone que es de relleno… al menos no se traiciona a sí mismo, aunque hay que decir que tiene muy mal gusto.
Desde el punto de vista musical, hay algunas piezas que se respetaron de la obra original. Otras, con ritmos modernos, intentan atraer al espectador pero no llegan a interesarlo; al menos, no fue mi caso. La pieza interpretada por Jamie Foxx, cuando Stacks y Annie vuelan en helicóptero sobre Nueva York, se me hizo en extremo cursi y ridícula, así como la pieza final, y las cantadas por Cameron Diaz, fueron sencillamente horrorosas. Sin duda, el rey de la película fue el autotune, porque Wallis no es precisamente una buena cantante. Además, la película está empapada de referencias innecesarias a YouTube, Twitter, Facebook, etc., que ya choca, de verdad, que los guionistas no sean capaces de intercalar estos conceptos en la trama sin que se vean forzados.
Concluyendo, Annie fue un musical fenomenal en su momento. La película de 1982 enamoró a más de una generación. Las piezas musicales que aparecen en ellas son emblemáticas de la cultura pop. Pero esta nueva Annie, si tuviéramos que comparar su calidad en estatura, sería aproximadamente un gnomo. No hay forma en que la Annie interpretada por Wallis sea lo buena que fue la Annie de Quinn, una niña que se ganó nuestros corazones y nuestras sonrisas. Simplemente, no se puede empatizar con una chiquilla tan pedante y clasista, que da muestras durante toda la película de buscar lo material (caso contrario de la Annie de Quinn).