Han pasado 20 años del estreno de la primera película de Pokémon llamada Mewtwo Contrataca, una cinta de dibujos animados que traía hasta nosotros una historia mucho más profunda de lo que esperábamos, pero que por razones de engagement fue modificada al llegar a nuestro continente para hacerla más digerible, aun así, es posiblemente la mejor cinta del universo de Pokémon que hemos visto, y si bien de 1999 a la fecha han salido una gran cantidad de cintas de esta saga, en el 2019 vemos la apuesta más ambiciosa, rara y menos esperada de la historia de estas criaturas de bolsillo.

De entrada, salimos de todos los paradigmas, no tenemos a Ash como protagonista, no vemos las animaciones habituales y sobre todo, no escuchamos todo el tiempo la voz tierna y cute de Pikachu. Esto de entrada ya pinta como una apuesta arriesgada, pero sale bien, mejor de lo que esperaba.

La primicia es la siguiente, Tim (Justice Smith), nuestro protagonista, viaja a Ryme City, una ciudad donde los Pokèmon y los humanos pueden coexistir sin la necesidad de pokèbolas, simplemente con el trasfondo de ser iguales, compañeros. Es aquí nos encontramos con el desarrollo de la historia, donde el padre de Tim, el súper Detective Harry Goodman se encuentra desaparecido, tal vez muerto, pero de un modo extraño que causa intriga en la cuidad. Tim al revisar el departamento de su padre se encuentra al antiguo compañero Pokémon de Harry, un  Pikachu al que puede entender y deciden hacer equipo para descubrir el misterio.

Hasta aquí suena como una cinta clase b de esas que podrías encontrar en la programación de la televisión abierta de un fin de semana, sin embargo es aquí donde comienza la magia. Aquí quiero abrir un paréntesis, definitivamente hay dos perspectivas para realizar una crítica de la cinta, la primera, como un fan (no importa si es de las cartas, del anime o de los videojuegos) del universo Pokèmon y la otra como un seguidor acérrimo del cine y sus tramas, hoy hablare como fan del universo Pokèmon y dedicare unos cuantos párrafo al final para hablar de sus carencias para el séptimo arte.

El detalle hace la diferencia

La cinta nos hace explorar un universo fantástico, real, lleno de criaturas con personalidad y únicas, no solo al pensar que son Pokèmon, sino como compañeros y amigos, los cuales no solo están para pelar por nosotros, sino que son parte de nuestras vidas.

Comenzando por el protagonista, Pikachu, es el más grande acierto haberle colocado la voz de Ryan Reynolds, sin duda son el alma y corazón de la cinta, una expresión sincera y cautivadora que hace enternecer a cada alma que entre a la sala de cine. No solo por lo emblemático que es Pikachu, sino por el humor hilarante que encontramos en la mayoría de sus diálogos.

 

Aquí tenía mis dudas, ya que de alguna manera no quería que el trabajo de Reynolds como deadpool contaminara el humor que podríamos ver en Detective Pikachu, sin embargo y para mi sorpresa, en la versión original en inglés, esto no sucede en lo más mínimo, Pikachu tiene su propia personalidad, es hilarante, rudo, tierno y fugaz, es en definitiva lo mejor de la película.

Lo más impresionante dejando a un lado la mancuerna entre Tim y Pikachu, es el desarrollo visual de los Pokèmon, es brutal el nivel de detalle que vemos en las criaturas, podemos distinguir las escamas, las plumas y los pelajes de cada uno, así como su personalidad muy bien reflejada en sus acciones, vamos una expresión artística muy bien  lograda, por lo que es evidente que todo el presupuesto de la post producción está allí, en hacerte creer que los Pokèmon son algo posible.

 

Durante el desarrollo de la historia vemos como el director Rob Letterman sabe y conoce muy bien el universo, no fractura en ningún momento la ilusión y respeta mucho de los estándares que no solo vemos en el anime, sino también en los juegos, nos da justo en la nostalgia y nos hace pedazos el corazón en muchas ocasiones.

Audio básico que solo complementa la experiencia

Para la sección de audio podemos decir que la banda sonora solamente está allí para complementar las secuencias visuales, no vamos a encontrar nada extraordinaria más allá de una canción con la que todos los que crecimos con el anime en los 90 vamos a identificar de inmediato y cantarla seguramente, y la música de intro del anime que se repite un par de veces, más allá de ello el audio solamente es para contextualizar y es bien utilizado ya que en ninguna ocasión satura las secuencias o descuadra en los planos.

Definamos el target

Uno de los apartados importantes es delimitar que si bien todos los “chavorrucos” se sentirán identificados con la cinta ya que aboga a la nostalgia, este film no está dirigido a ese público, de hecho esta realizado de forma tan general que hasta las personas que no hayan tenido nunca un acercamiento con el anime o con los juegos la van a disfrutar y en particular está hecha para un público infantil, sí, aun que nos duela, hay que entender que los niños la van a amar, aun que esto no limita que tú que me estás leyendo no lo hagas por igual. Y es que si bien la temática, situaciones y secuencias son para un público infantil, los detalles hacen que nosotros que crecimos con los Pokèmon, la disfrutemos, encontrando todas las referencias que vienen en la cinta.

 

Hablando de referencias, este es un punto genial, como ya lo habíamos mencionado, encontramos referencias a todas las etapas que ha tenido la franquicia, desde los videojuegos, el anime, las películas, bueno, hasta el juego de cartas es mencionado y está presente en la película. Esto genera que quedes fascinado por el respeto que le tienen a tu infancia y el cómo a pesar de que todo lo ves con otros ojos, no dejas de emocionarte al ver un impresionante charizard en acción.

Es hora de liberar el cinéfilo que hay dentro de mi

Si bien todo lo que mencione arriba tiene su sabor de “fanboy”, debemos de decir que la cinta no es perfecta y tienen varios aspectos cuestionables que si bien no arruinan la experiencia, sacan un poco de ritmo.

El peor aspecto que pude detectar es la trama, que podría ser justificable diciendo que se quería hacer sencilla para que publico no se complicara la existencia, sin embargo con este afán hacen que brinques de una situación a otra sin una motivación real, oh bien, queremos descubrir que paso con el padre de Tim, pero en mucho momentos eso no importa y nos vemos absorbidos por situaciones que están hechas para generar risa y que no aportan nada. La historia es parca, simplona y sin contexto, pero en ningún momento te arruinada la experiencia.

Otro de los aspectos a considerar es lo visual, ya había hecho notar que visualmente la textura de los Pokèmon es impresionante, todos y cada uno tienen detalles magníficos, pero todo el resto no está al nivel, Ryme City se ve sin vida, si, mucho movimiento, pero sin personalidad, pareciera que todo es una secuencia que se repite una y otra vez sin fin y eso hace que se vea plástica, por otro lado los efectos especiales dejan mucho que desear, las explosiones, derrumbes y hasta los vidrios rotos parecen falsos y después de ver el impresionante trabajo que se hizo con las criaturas, esto es muy evidente, así como errores de continuidad y un Tim que baja edificios gigantescos como si se tele transportará o personajes secundarios que no dan nada de soporte a la trama.

Vaya, en general la película cumple en muchos sentidos, quitando el estigma que todos le querrán poner como la “mejor película adaptada de un videojuego” que es completamente ilógico, la cinta nos da lo necesario para divertirnos y entretenernos, se apega a una historia sencilla para niños y familias, pero con detalles que los fans van a amar, es una película que vale la pena ver mas de una vez, solo y acompañado, viéndola sin prejuicios y con el afán de divertirse. Lo que si les recomiendo es que la vean en su idioma original, el doblajes es genérico tirándole a malo, y escuchar a Ryan Reynolds en escena como el mejor Pikachu de la historia es de lo mejor.