Imaginen lo difícil que ha de ser diseñar una ciudad, imaginar cada uno de los edificios, de los caminos, los medios de transporte; darle vida a todas las personas que habitan el lugar, crear sus costumbres sus tradiciones, su manera de relacionarse, su temperamento y su personalidad. Ahora imaginen crear no sólo una ciudad, sino un país, un continente, un mundo, hasta un universo.

El universo creado por Tolkien es sin duda uno de los lugares ficticios más lógicos y coherentes que hemos podido leer, un sitio tan completo y sin contradicciones que fácilmente podría ser un lugar real. Traspasar este universo a la pantalla grande era una labor que se creía imposible pero Peter Jackson logró de una muy buena manera. Parte del éxito que tuvieron las adaptaciones cinematográficas se debió a las excelsas composiciones realizadas por Howard Shore, composiciones que tuve la oportunidad de escuchar en vivo el pasado 20 de marzo en el Auditorio Nacional.

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¿Qué era exactamente el evento? Aquí en Reset hemos tenido diferentes coberturas de conciertos sinfónicos de videojuegos que se han hecho en México, en donde una orquesta toca diferentes arreglos organizados en movimientos y acompañados por imágenes de los juegos. Este concierto de The Lord of the Rings fue similar con la diferencia que fue únicamente de The Fellowship of the Ring y que se proyectó la película completa.

Esto fue parte del atractivo del evento, La Orquesta de las Américas tocó el soundtrack completo de la película, de principio a fin (hasta los créditos) acompañada por la película proyectada en la pantalla del auditorio. Esto permitió que no hubiera comentarios como «No tocaron la que me gusta», el evento era únicamente de la primera película de la trilogía y sabías que iban a tocar hasta la más solitaria nota de la banda sonora.

La película se dividió en dos tiempos, tomando un buen punto para cortar como lo es la formación de la Comunidad del Anillo. El auditorio no estaba lleno, pero se veía que casi todas las áreas que estaban a la venta, se vendieron. Lo digo porque había un gran espacio vacío en las lunetas que probablemente no vendieron por estar muy cerca de la bocina, tapando por completo la pantalla.

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Roll credits!

La película fue proyectada en inglés con subtítulos en español de buen tamaño que se alcanzaban a leer hasta en las últimas filas, el audio de la cinta no era de la mejor calidad y al principio tenía un volumen algo elevado, lo que no permitía escuchar bien la música en vivo. Después del intermedio, se incrementó el volumen de la orquesta y se disminuyó el de la película, permitiendo apreciar mejor el propósito del evento.

El audio de la orquesta fue fantástico, se escuchaba increíble y llenaba todo el auditorio; todos los niveles de volumen de los instrumentos estaban calibrados de manera adecuada, sonaban como debían sonar, se notó que pusieron gran atención en este aspecto.

Otro de los atractivos del evento era que Howard Shore, compositor de la banda sonora de las tres películas, iba a dirigir a la orquesta, algo que no se ve todos los días. Desafortunadamente, minutos antes de empezar el evento se anunció que Howard Shore no iba a estar presente. Este detalle me parece muy negativo ya que así fue como promocionaron y vendieron el evento pero sobre todo por la forma de comunicarlo, minutos antes del evento cuando los asistentes ya no podían hacer nada para pedir un rembolso. Seguramente este problema se conocía hace tiempo y los organizadores del evento no lo comunicaron para no matar la expectativa, una actitud verdaderamente reprobable.

Dejando esto de lado, el evento fue excelente. La dirección corrió a cargo de Justin Freer, quien también dirige los conciertos de Gladiator y The Godfather, y estuvo a la altura, supo llenar el vacío de Howard Shore. La solista fue Rosalind Waters, quien dio una presentación soberbia y conmovedora.

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En este evento no hubo los conocidos aplausos a mitad de las composiciones que ya suelen ser (mala) costumbre en los conciertos sinfónicos en nuestro país, a excepción de en el final antes de los créditos, confusión entendible ya que uno considera el fin de la película sin contar que todavía hay música después de que la pantalla se va a negros.

En conclusión, no fue un evento perfecto debido a los errores de comunicación y de audio en la película, pero cumplió presentando una interpretación magnífica de La Orquesta de las Américas, que conmovió a más de uno y creó una grata memoria en la mente de los fanáticos del universo de Tolkien y de las películas de Peter Jackson. Ojalá se realicen la proyección e interpretación en vivo de las dos siguientes películas en México.

Fuente: Howard Shore