Una de las cosas que ha sorprendido al mundo del cine es el ascenso como director de Ben Affleck, quien ha dejado mucho que desear como actor (si buscan un Affleck que actúa de verdad busquen a su hermanito Casey). Pero en el banquillo de director nos ha dado varias sorpresas, incluyendo la cinta Argo, que dejó dudando a la Academia sobre si fue la mejor cinta dirigida pero, convencida del error de no nominarlo, lo premió como productor.

De ahí que Vivir de Noche sonaba como una cinta donde podríamos ver nuevamente la fuerza de Affleck como director, pero las malas noticias comienzan desde el momento en que notamos que, a diferencia de Argo, el protagonismo de Affleck enfrente de la cámara es mucho más notorio.

Basada en la novela de Dennis Lehane y originalmente concebida para que la protagonizara Leonardo DiCaprio, Vivir de Noche cuenta con las actuaciones de Ben Affleck, Elle Fanning, Brendan Gleeson, Chris Messina, Sienna Miller, Zoe Saldana y Chris Cooper entre otros actores.

Derechito al sur a quedarse con el ron y con la chica…

Affleck interpreta a Joe Coughlin, un ladrón que intenta seguir su carrera delictiva sin meterse en la mafia, algunos incidentes afectan gravemente su vida y Coughlin termina uniéndose a la mafia italiana que busca controlar la producción y distribución de ron en el pueblo de Ybor en Florida, buscando la manera de cobrar una venganza y hacer realidad el sueño americano.

Frente a nosotros tenemos una historia que nos han contado varias veces, sobre la entrada, ascenso, caída y redención de un mafioso, ese tipo de criminales que ya solo pueden vivir bajo los intereses de la familia que lo acoge y que deberá afrontar las consecuencias de sus acciones cuando fallan, y la historia nos garantiza ver eso, además de la consiguiente violencia que se desata alrededor.

Affleck busca en Coughlin a un personaje que sea lo más moldeable posible, de alguien que busca ser no sólo un mafioso poderoso sino uno que de pronto aboga por las minorías que él intenta proteger, en una fábula que de pronto pudiera tomar tintes actuales, como la discriminación (¿alguien dijo el KKK?), el maltrato a los migrantes (lo que originó a las mafias) y la influencia de la religión sobre las cuestiones políticas y económicas, temáticas muy frecuentes de seguir en la historia contemporánea de los Estados Unidos. Además nos deja claro la trama de que a cualquier personaje, las cosas buenas o malas que haya hecho se cobran con creces más adelante.

Lo poco que vemos a Elle Fanning, lo mucho que apreciamos su capacidad actoral.

Bajo ese trasfondo la historia promete mucho, pero la ejecución queda un tanto vaga, donde Affleck mete por momentos demasiados detalles a la trama que terminan abrumándonos. No podemos negar como se van gestando sus enemigos entre mafiosos, racistas y otros elementos que van tomando forma conforme la trama avanza y hasta podemos afirmar que hay momentos donde ahí resaltan muy bien algunos personajes, pero también se nota la poca cohesión en los elementos que intenta hilar.

Esto resulta en una historia pretenciosa, que toma muchas pausas y se torna irregular, dando dos horas que pudieran causar bostezos al cinéfilo promedio. No podemos negar que cuando hay acción la cinta tiene momentos impresionantes, como los atentados con bombas que pueden ver en los tráilers, una persecución con autos de los veinte o las balaceras propias de los gangsters, pero la acción es muy reducida comparada con el desarrollo de la trama.

De hecho, en muchos momentos encontrarán momentos simbólicos, la constante inserción de elementos religiosos que justifican las acciones de algunos personajes y que cuestionan las situaciones de algunos personajes clave y que también abruman un poco la trama.

Los aspectos técnicos sobresalen en esta cinta.

Y si la forma de relatar la historia se torna complicada, es también donde resalta mucho la actuación de un inexpresivo Ben Affleck, quien intenta tomar la cinta sobre sus hombros, pero ya todos conocemos que si de algo carece Affleck es de mostrar carácter en sus personajes y esto deja a su protagonista demasiado plano y que justifica poco sus acciones. Si la historia es difícil de contar, sumen lo mal que actúa Affleck, quien esta prácticamente en toda la cinta y tendrán una justificación para querer dormir o abandonar la sala del cine.

Y su elenco es el que saca la casta, ahí tenemos a una Elle Fanning que tiene una participación corta, pero muy efectiva, incluso robándose una escena clave con Ben Affleck, una Zoe Saldanha que no tiene mucho que dar en la parte artística pero que la cámara nos permite disfrutar su presencia física a nuestras anchas en un personaje que es muy desaprovechado, además de los veteranos Brendan Gleeson y Chris Cooper con actuaciones cortas pero eficaces en personajes maduros que realmente pesan en varios momentos de la trama.

De ahí que, contagiados por la mediocre actuación de Affleck, pasan de largo las actuaciones de Sienna Miller o Chris Messina, incluso hasta uno de pronto se sorprende al ver a la estrella de los ochenta Anthony Michael Hall con una breve actuación en un momento clave de la trama y seguro apenas y nos damos cuenta.

Si algo va a presumir la cinta es en varios detalles de la producción, como el vestuario, propio de la época, que ayuda a resaltar la belleza de las actrices o a exagerar algunos aspectos de los personajes, como el de Elle Fanning. Tendríamos que anotar los pocos efectos prácticos usados en la cinta que son bien aprovechados, sobre todo en las tomas de las explosiones, tan realistas y dolorosas.

Un minuto de silencio por una cinta que murió al no tener un mejor actor protagonista.

El trabajo de la cámara también es muy acertado, digno de una película que busca contender por premios importantes, algo que se justifica bien en muchos momentos de la película con formidables paisajes del frío norte de Estados Unidos o la cálida Florida. Incluso se sabe aprovechar bien en los momentos de acción que tiene la cinta y ayuda a revisar lo bien elaboradas que quedaron las peleas a muerte.

La banda sonora ayuda a contrastar los momentos de tensión y la sensación de frialdad que hay cuando estamos aún en Boston con los alegres sones cubanos que se adueñan de las escenas de Ybor, además de algunas tonadas cristianas que saben ambientar bien algunos momentos de la película.

En pocas palabras, Vivir de Noche tenía mucho potencial, entre la trama propuesta y la fotografía de haber llegado a contender por algo este año en los Óscares, pero la mala ejecución de dicha trama y la actuación tan plana de Ben Affleck la dejan apenas dando justificaciones a Warner Bros. de haberla movido a inicios de este año, una época que siempre resulta decepcionante para cualquier cinta de cualquier género, en el afán de no arriesgar nada por una cinta que no vale tanto.

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