En cuestión de medios, el mayor producto que Japón ha exportado al mundo es el anime, un estilo de animación único que se ha ido expandiendo en series de televisión y películas durante varias décadas. Las series de televisión obedecen a muchos clichés que les permiten mantenerse firmes en una fuerte competencia, viendo los mayores esfuerzos en cuanto a la creación de guiones muy poderosos es en el cine.

El año pasado no fue la excepción donde dos películas compitieron fuertemente por llamar la atención de los cinéfilos, una fue la exitosa Your Name que aún no se estrena en forma en México y la otra es Una Voz Silenciosa (Koe no Katachi), la cual se estrenó el 5 de mayo en varios cines mexicanos, en funciones limitadas distribuidas por Konnichiwa Fest, pese a eso la cinta ya confirmó un tercer fin de semana en los cines, su distribución en Bluray y una recaudación de casi 10 millones de pesos en solo seis días.

 

Shoya y Shouko intentarán resolver sus diferencias causadas por un evento pasado.

Basado en el manga de Yoshitoki Öima, adaptado por Reiko Ishida y con la dirección de Naoko Yamada, Una Voz Silenciosa nos cuenta como un estudiante llamado Shoya Ishida, incapaz, junto con otros compañeros, de comprender la discapacidad de Shouko Nishimiya, una niña con sordera. El continuo maltrato causa que Shouko se cambie de escuela y Shoya termina siendo la víctima de maltrato escolar por parte de sus compañeros. Al paso de los años, nos encontramos con un solitario Shoya quien intentará buscar la redención ayudando a Shouko a reencontrarse con sus viejos compañeros de escuela, sin importar cuantas heridas se reabran.

¿Cuántas veces hemos escuchado la frase «Hay quienes tienen oídos y no escuchan»? Si, esta película habla sobre sordera, pero no solo de la sordera que padece Shouko, sino también de la sordera espiritual que sufrimos cuando tenemos un problema enfrente, que solo oímos lo que nos conviene y actuamos en resultado a ello. En el caso del maltrato escolar, la película define bien a sus personajes y el impacto que dicho evento puede causar en la gente que está involucrada dentro y fuera de este evento.

Esto va desde los protagonistas principales, Shoya y Shouko, el primero quien aún no comprende el por qué busca dicha redención y que el simple hecho de ver a los demás a los ojos le causa horror y oír los comentarios de otros le causa nauseas, mientras Shouko sigue sintiéndose culpable de causar tantos problemas (uno de los tantos complejos que tiene la víctima en estas situaciones) y quien, con cualquier instigación, podría estar llevando su vida a un extremo no deseado.

 

Los eventos en la infancia de ambos niños tendrán repercusiones más adelante…

De ahí vemos a otros personajes quienes de alguna manera u otra son afectados, como las madres de Shoya y Shouko, la narcisista Kawai, la insolente Ueno, la miedosa Sahara y los dos amigos circunstanciales, el carismático gordito Nagatsuka y Mashiba, el novio de Kawai. Además de la hermana menor de Shouko, la cual, parece sentir que está cargando con su propia hermana y pudiera ser, sin querer, que la esté empujando al límite.

Sin meternos tantos a detalles con los personajes nos vamos dando cuenta del viaje que implica todo este evento del maltrato escolar, todas las etapas que podemos ver y que incluso están mejor contadas (con todo y el poco tiempo) que otras historias que este año han contemplado el tema, llegando incluso hasta un extremo que realmente puede romperle el corazón a muchos de los asistentes. Si, podemos decir que, sin llegar a extremos tan violentos y sin dedicar tanto tiempo, tenemos una buena visión del acoso escolar y del suicidio, pero que, a diferencia de la serie Por Trece Razones, aún hay esperanza y redención en la historia.

Esperen una historia que, pese a perder algunos elementos claves del manga (como la realización de un proyecto entre el grupo de amigos), logra mantener consistente las ideas que persiguen a los involucrados en este evento de bullying y no desperdicia un solo minuto de las dos horas que dura la película, pues mantiene un ritmo constante durante toda la historia, aunque en algunos momentos es complicado entender el significado de algunas escenas.

 

La sordera puede ser una discapacidad, pero también un estado mental.

Mención aparte merece el doblaje al español, que fue realizado por Optimedia Bond México, un estudio independiente que le supo sacar provecho a sus jóvenes actores para adaptar los diálogos de esta película. Aunque algunos momentos de la cinta se pierden en la traducción (como el caso de la palabra tsuki que Shoya malinterpreta como «luna» cuando Shouyo intentaba decir «me gustas», esto lo pueden ver en el tráiler), la interpretación de Shouko por Angela Olssen es formidable, logrando hacer una voz que logra emular a la de una persona con problemas de audición. También destaca la fuerza con la que el actor Gerardo Ortega presta su voz  a Shoya en esta historia.

La calidad de la animación destaca sobre todo en el diseño de los personajes, que si bien raya un poco en lo convencional, es convincente y sirve para sostener la credibilidad de sus personajes. Lo que realmente es apreciable es el trabajo con los fondos, algunos que se dibujan casi en extremo reales como las estaciones del tren o una escena donde se juega con las luces de manera satisfactoria para poder lograr dar al espectador esa sensación de encandilamiento que el personaje principal sufre en una escena.

La banda sonora, aunque no tiene muchas canciones a destacar, tiene dos momentos clave donde realmente sabe envolver al público, una que realmente muestra como una tonada tranquila se puede tornar en un dramático y angustioso fondo para una escena clave de la cinta.

En pocas palabras, Una Voz Silenciosa tiene una historia muy bien contada, que no necesita de ningún elemento fantástico o de los clichés comunes del anime de estos días para entretener al cinéfilo, de hacernos reír, de hacernos llorar y tener empatía con los personajes, esta cinta que va que vuela a ser un clásico de las películas animadas del Japón. Si no la han visto, deben aprovechar el último fin de semana que estará en los cines de México.

 

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