En algún momento de la cinta Arnold Schwarzeneger, en su rol como el T-800, le dice a Kyle Reese, «viejo, pero no obsoleto», una frase que no solo se convierte en el one-liner de la quinta entrega de Terminator, Génesis, sino que es el argumento perfecto con el que Arnold defiende el porqué interpreta el rol que lo volvió famoso en 1984 y que, sí, amenaza con lucir viejo y obsoleto.
Y eso es solo la punta del iceberg. Los que hemos seguido la franquicia desde su inicio en 1984, sabemos que James Cameron dejó la vara muy alta con Terminator 2: El Juicio Final, la mejor cinta de la saga, y que ninguno de los directores siguientes han logrado siquiera llegar a hacer una cinta tan buena como la primera. Ni Alan Taylor, el director que literalmente rostizó a Emilia Clarke en su papel de Daenerys Targaryen para convertirla en la Madre de los Dragones, en Juego de Tronos, y que dejó una impresión algo mala con Thor: Un Mundo Oscuro. Taylor tuvo la oportunidad de buscar redención con Terminator: Génesis, y siento que quedó lejos de conseguirlo.
La cinta reune al director con Emilia Clarke, quien toma el rol de Sarah Connor, y a ella se agrega Jai Courtney (Duro de Matar: Un Buen Día Para Morir), en el papel de Kyle Reese, Jason Clarke (La Caída de la Casa Blanca), como John Connor, y además tenemos a J.K. Simmons y a Matt Smith en el elenco.
En la trama vemos como Kyle Reese se ofrece para proteger a Sarah Connor, la madre de John Connor, el líder de la rebelión contra Skynet. Hasta ese punto todo parece seguir el guión de los eventos de 1984: el primer T-800 llega al pasado, Kyle también, pero ambos se encuentran con algunas sorpresas. De hecho, la línea de tiempo ha cambiado, y Kyle es atacado por un T-1000, para ser salvado por Sarah Connor, quien ya no es la mesera miedosa de la primera cinta, y un T-800 a quien Sarah le dice «Pops«.
La distorsión del tiempo, lo hemos dicho, es la punta del iceberg. El guión manejará algunos detalles que se pudieron haber trabajado bien, pero desde el momento en que se reúnen Sarah y Kyle, la línea del tiempo y la credibilidad de la cinta se distorsionan por completo, al grado que, pese a un buen despliegue de efectos visuales, referencias a las cintas anteriores -y hasta a la serie- y un Arnold que luce sólido en su interpretación del T-800, la cinta simplemente no llega al nivel que tiene siquiera la primera cinta.
De hecho, Alan Taylor, en su afán de hacer la cinta amigable, comete el error de meter un tono cómico que se siente tan forzado como la sonrisa del T-800, ese mismo tono cómico que casi mata la escena final de Thor: Un Mundo Oscuro, y sí, creo que si me lanzo a las comparaciones vemos que Taylor se agarra a hacer muchas referencias no solo de Terminator, sino incluso a Juego de Tronos (digo no rostizó a Emilia otra vez, pero si tuvo que recibir otro rasguño en ese hombrito donde estaba Dro… ok, ok, no spoilers). Tanta referencia e intento a usar elementos de otra cinta, casi mata la seriedad de los eventos que están ocurriendo.
La historia es un problema, de pronto no hay fundamentos en algunas partes de la historia como la presencia del T-800 «Pops» y los villanos, donde Matt Smith tiene un rol que pudo haber impactado más, pero apenas y se hace notar ,y de Jason Clarke, que todavía no aprende a hacer un antagonista que valga la pena.
No se qué falla más en cuanto a los actores, pues insisto que el único firme es Arnold, pero el resto de los personajes tienen terribles huecos en su planteamiento. Emilia Clarke intenta ser una Sarah Connor como la de T2, pero intentando dar ese tono rebelde como cualquier adolescente. y termina siendo, incluso, un tanto ruidosa.
Jai Courtney, simplemente no queda como Kyle Reese, pese a que arman muy bien a su personaje al inicio, Reese se pierde desde el momento en que el tiempo de distorsiona y hasta parece el personaje como «ok, ya se salvo, ¿y ahora qué?» y, a pesar de que le meten algunos fundamentos para seguir con la trama, sigue igual de perdido, tan perdido como J.K. Simmons, quien tiene un papel pequeño y, que si bien tiene cierto uso, queda lejos del nivel que hemos visto en otras cintas.
Lo mejor de la cinta son los efectos visuales. Aunque tuvo que recurrir mucho a los viejos efectos visuales para resaltar la cuestión robótica en los T-800 y T-1000 que salen en pantalla, si se notó un esfuerzo en el nuevo enemigo que tiene un trabajo muy bueno en el CGI. Incluso el uso de personajes virtuales funciona bastante bien y creo que es lo más rescatable de la cinta.
El soundtrack de Lorne Balfe, es un tanto débil, pese a recargarse en los tonos clásicos de la saga de Brad Fiedel, da mucha energía en las escenas de acción pero termina siendo más captable la canción de Ramones «I Wanna Be Sedated» que el resto de la banda sonora.
Génesis es una cinta que, si se hubiera quitado la etiqueta de Terminator, nadie la hubiera notado. Los fans de la saga saldrán desilusionados por la historia, pero el fan service y el ver que Arnold hace uno de sus mejores T-800, salvan la cinta. El resto del público cinéfilo puede incluso evitarla, a no ser que quieran ver una cinta de acción con tono amigable que amerite las palomitas en el cine.
Como conclusión, si Skynet mandará un T-800 para evitar que hicieran Terminator 3: Rise of the Machines y las siguientes dos cintas, créanme que más de un fan estaría dispuesto a ayudarle a completar su misión. Génesis fundamentaría más esta acción tan vil contra una franquicia que no ha sabido crecer -quizá la serie de televisión se salvaría, pero los sacrificios valen la pena-. Esta entrega no es vieja, no es obsoleta, pero si que esta descompuesta.
Calificación: 6.5
