Una cinta cuyo tráiler prometía una calidad de producción que pudo haber contendido por los Premios Oscar del año pasado fue La Promesa, pero, las luces preventivas se encendieron en esta cinta cuando, tras, su proyección en el Festival Internacional de Cine de Toronto, los distribuidores Open Road Films la estrenaron en el mes de abril de este año, en medio de producciones como Rápido y Furioso 8 y Guardianes de la Galaxia Vol. 2, lo que provocó que la cinta fuera un fracaso de taquilla.

No obstante, Kirk Kekorian, un empresario de Estados Unidos de origen armenio, no dudó ni tantito en pagar los 90 millones de dólares que costó la película y recuperar solo diez, Kekorian, más que hacer dinero, estaba interesado en contar una historia que los turcos no quieren que veas, y bajo la dirección de Terry George (Hotel Ruanda), llega a Netflix  La Promesa. 

Esta cinta cuenta con las actuaciones de Oscar Isaac (X-Men: Apocalipsis), Charlotte Le Bon (Un Viaje de Diez Metros), Christian Bale (Batman Inicia) y Daniel Giménez-Cacho (Sólo con Tu Pareja) entre otros actores, la mayor parte de ellos de origen turco y armenio.

 

Mikael llega a Constantinopla a cumplir su promesa.

Mikael es un joven armenio que ha dejado una promesa en su pueblo, regresar como un médico graduado y casarse con la hija de un vecino rico, el cual le ha dado el dinero suficiente para financiar su futuro. Pero, en el camino se encontrará con una hermosa joven llamada Ana quien vive con un reportero americano llamado Chris Myers. En lo que se desarrolla este triángulo amoroso, algo terrible ocurre, la Primera Guerra Mundial ha comenzado y el Imperio Otomano aprovecha la confusión para comenzar el Genocidio Armenio, un evento sistemático que costó la vida de más de un millón de personas.

La cinta tiene una generosa intención, que es mostrar una de las peores masacres en la historia, de cómo los turcos fueron de pueblo en pueblo para llevarse a los hombres fuertes y forzarlos a construir ferrocarriles y bases para luego matarlos y, después, matar a la gente débil que quedó en los pueblos, un evento al que aún los turcos se niegan a haber cometido y que seguramente nunca pedirán disculpas a los sobrevivientes de la región armenia.

Si nos centramos en este evento, no cabe duda que tenemos ahí un excelente trabajo de producción, donde George no duda en tomar mucha de la crudeza que nos mostró en Hotel Ruanda para meter a varios personajes ficticios convertirse en el hilo conductor de esta historia, entre los tres amantes que intentan sobrevivir y salvar más vidas en el proceso e incluso un amigo de ellos que arriesga todo por verlos sobrevivir, una historia donde se muestra la humanidad de las personas que fueron víctimas, pero que también trata de darles un poco de empatía a algunos personajes del bando contrario.

 

En el camino encontrará amantes y amigos…

No obstante, George tiene trabajos para contarnos la historia de una manera más fluida, de hecho, de los 134 minutos que dura la cinta, podemos afirmar que los primeros cuarenta son para desarrollar a los tres personajes principales: Mikael, Ana y Chris, los cuales tienen un triángulo amoroso bastante disparejo, pero que muestra debilidad a la hora de ponerlo frente al verdadero conflicto que termina gobernando la historia una vez comenzado y no tiene manera de detenerse.

También afecta mucho tantos giros de tuerca que proponen, claro, estamos hablando de un hecho real, no de una película que busque solucionar rápidamente los problemas de los personajes. Parece que los personajes llegarán a resolverlo todo en el punto A y de pronto el director propone que habrá algo peor en el punto B al que todos se moverán y de ahí vemos que la cinta se alarga 20 minutos más, es un tanto tedioso al espectador dicha propuesta, la cual pudo haberse reducido un poco para agilizar la historia.

Y a esto también debemos sumar que las actuaciones no son tampoco tan convincentes, con un Oscar Isaac que, con tantas películas de acción, parece haber perdido el toque actoral que logró con En Busca de un Hombre Común y encuentra que los papeles románticos no le parecen funcionar al actor guatemalteco; también notamos un poco de problemas en Charlotte LeBon que sabe usar bien su voz quebequense para darnos el acento francés que ocupa su personaje, pero que queda lejos de la coincidencia histórica que busca, aunque si logra sostenerse como el interés amoroso, como ese pequeño objeto de conflicto entre Isaac y Bale.

 

Pero se verá envuelto en un horrible genocidio…

Christian Bale logra destacar un poco más que sus compañeros y sin duda la personalidad del personaje, que tiende a ser alcohólico y mostrar tensión por todo lo que ha visto, sabe funcionar perfectamente con los talentos de uno de los mejores intérpretes de Batman, dejando un toque simpático pero firme en su personaje, que, por otro lado, podemos afirmar que si queda su personaje un poco forzado con calzador en cuanto a la forma de guiar la historia.

De ahí tenemos a otros actores que logran destacar en el elenco, incluso más que el personaje de Giménez-Cacho que es meramente un cameo, como Marwan Kenzari quien logra un personaje convincente con Emre Ogan o Shohre Aghdashloo como Marta, la madre de Mikael, quienes son excelentes hilos conductores para proveer algunos giros de trama, uno en la historia principal, la otra en el triángulo amoroso.

De la producción en sí, vemos un buen trabajo de fotografía que el español Javier Aguirresarobe sabe proporcionar a la cinta al darnos esa sensación de tranquilidad del pueblo de Sirun, el bullicio del Gran Bazar de Constantinopla o el caos en la batalla de Musa Dagh.

¿Qué será lo que el destino dicte al final?

 

El diseño de producción también es formidable y, combinado con los vestuarios, tanto en pueblos como en ciudades e incluso en los campos de concentración, si es que puedo llamarles así, podemos afirmar que tienen muchos aciertos históricos.

La banda sonora de Gabriel Yared, quizá no tenga momentos memorables, pero sabe aderezar los diferentes momentos que adquiere la historia.

Si, La Promesa fue vapuleada por los turcos tan pronto fue anunciada en internet (ni siquiera se había estrenado y ya estaba con una calificación digna de Razzies), pero la historia, bastante honesta, logra llamarnos la atención y conmovernos lo suficiente para poder ser una buena opción para ponerla en Netflix. Claro, su fracaso en los cines americanos, ameritó que llegara de ese modo antes de pensar siquiera en el estreno en una sala de cines en México. Pese a eso, se convierte en una buena opción para sentarse y, quitando el aspecto romántico, ser testigos de un acertado relato de un evento infame en la historia de la humanidad.

 

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