“Ten cuidado con la cumbre escarlata”

Guillermo Del Toro no se limita a dirigir películas, se encarga de pintar sus sueños, de darle forma a sus fantasías privadas para que miles de personas las puedan observar. En el 2007, con su cinta de fantasía El Laberinto del Fauno, se hizo acreedor de una serie de premios, y así es en cada una de sus cintas, ya que nos muestra nuestros más grandes anhelos o nuestras más terribles pesadillas. En La Cumbre Escarlata saca a relucir su estilo visionario de dirección, uno que no es igualado y que en combinación con el trabajo de cámaras, de vestuario y de ambientación, logra hacer casi una obra de arte. ¿Cuál es su gran problema? La carencia de narrativa, un demonio que lo ha perseguido desde su primer trabajo.

La Cumbre Escarlata posee una combinación de grandes elementos que podría hacernos especular que será una magnifica cinta. Por un lado tiene al carismático Tom Hiddleston – sí, el mismísimo Loki – interpretando al  barón británico Thomas Sharpe, el cual viaja de país en país para buscar el financiamiento para el invento que levantará el nombre de la familia Sharp. En su último viaje a América, se encuentra con la casi virginal Edith Cushing (Mia Wasikowska) quien comienza a derretirse inmediatamente por él. Por otro lado tenemos a una deliciosamente magnifica Jessica Chastain, la hermana retorcida de Thomas Sharpe llamada Lucille. Es claro que desde un principio estos hermanos son de poco fiar, pero en momentos se sienten tan bien en escena que no puedes predecir que pasará.

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La Cumbre Escarlata, podríamos decir que se desarrolla en tres historias base, una cinta completamente cursi llena de miel y hojuelas, otra donde el misterio y el terror son la base para construir un ambiente de angustia y tensión, y por último una película clásica de detectives, en donde tu tarea será descubrir que es lo que planean estos hermanos.

En cuanto a las actuaciones, no son malas, sin embargo, en ningún momento brillan pues la ambientación y escenografía se roban absolutamente cada segundo de este largometraje. La mansión en ruinas situada en la cumbre de una región desolada donde nada vivo puede subsistir, parece que tiene vida propia. Realmente respira y siente, lo notas desde la primera vez que la visitamos. Y después de pisarla por primera vez, no podrás quitarle los ojos de encima. Simplemente es espectacular la cantidad de detalles y esfuerzo por darle alma. Entre el gran trabajo invertido en la mansión y el vestuario que luce increíble, no tienes tiempo para ver nada más, y es aquí donde ningún actor puede competir contra algo así.

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A pesar de que todo suena como si fuera una obra maestra del séptimo arte, la realidad es que una parte crucial para el desarrollo de la cinta está completamente descompuesto, el guión es inconsistente y monótono. El gran problema que siempre ha tenido Del Toro en cada una de sus cintas es que nunca sabe cómo concluirlas. Tiene todo en su cabeza, lo visualiza tan perfecto y lo plasma de manera magnifica en el cine, pero al momento de concluir cualquiera de sus historias, no llega a ningún lado, y lo mismo pasa con La Cumbre Escarlata.

Esto no es completamente negativo, realmente la cinta vale la pena ir y disfrutarla, visualmente es espectacular, el trabajo de cámaras, escenografía, vestuario y post-producción son del más alto calibre y realmente está ofreciendo una propuesta que ya se ha dejado de hacer, una especie de terror más emocional, el cual se construye poco a poco y, en esto, tiene su gran propuesta de valor.

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Al final, Guillermo Del Toro hace lo que sabe hacer. Crea unos monstruos fabulosos y te genera una ambientación que te envuelve, posiblemente no sea tan impactante y divertida como su último trabajo de robots gigantes, pero si te gusta el trabajo de este grandioso director mexicano, vale la pena que le des una oportunidad a La Cumbre Escarlata.

Titulo original: Crimson Peak (2015)

Director:  Guillermo del Toro

Duración: 1 hr. 59 min.