Cuando terminé de ver Hardcore: Misión Extrema salí con una pregunta, ¿cómo escribir esta reseña? ¿como el cinéfilo que intenta aún masticar lo que vio o como el gamer que ha pasado varias horas de su vida en juegos de disparos en primera persona y que apenas y pudo avanzar unas misiones en Mirror’s Edge?
El director ruso Ilya Naishuller encabeza este filme donde vemos las actuaciones de un polifacético Sharlto Copley (Elysium), Haley Bennett (The Equalizer), Danila Kozlovsky (Vampire Academy) y hasta un cameo de Tim Roth, lo interesante es que el protagonista de la película no es interpretado por ninguno de ellos, ¿quieren saber por qué?
Por que Henry, el protagonista, es el cinéfilo, en medio del uso de cámaras GoPro recreadas en una máscara diseñada para tal razón y con movimientos realizados por el propio Naishuller y otros dos actores que hicieron los movimientos de acción. Sí, es una película filmada en perspectiva de primera persona.
Henry ha despertado sin un brazo, sin una pierna y sin memorias de cómo llegó su cuerpo hasta ahí, una mujer le pone prótesis cibernéticas, revela que su nombre es Estella y cuando te van a poner los últimos detalles eres atacado por los hombres de un poderoso delincuente con poderes telekinéticos llamado Akan, lo que inicia una aventura que te llevará por las calles de Moscú buscando rescatar a Estella.
Créanme, la historia no ofrece nada nuevo pues, con algunos giros (y no precisamente los miles que hará la cámara), el guión es el clásico de una cinta de acción de los ochenta, en donde agregamos un aliado alocadamente inesperado en el personaje de Sharlto Copley quien, como en un buen videojuego, termina haciendo respawn (reapareciendo en la película) cuando menos te lo esperas, claro, hay una explicación para ello y te lo dejamos de tarea.
Tampoco se puede presumir mucho de la actuación, Copley es lo mejor que tiene la película por la interpretación de un personaje polifacético que sale cuando menos te lo esperas y que va de lo violento (un detective o un punk) hasta lo patéticamente divertido (que va de su rendición a Alfonso Zayas con todo y trusa de diseño de felino hasta su imitación a Frank Sinatra con smoking y sombrero de copa), de ahí vemos a un villano que no lo odias por malo sino porque su actuación es tan mala que podría conquistar el mundo, siendo ese el caso de Danila Koslovsky.
Pero el actor de la película es sin duda la forma en que se monta esta producción, y si, lleven medicina contra el mareo porque, al ser recreadas dos cámaras en la cabeza de un actor, esperen ver como su cerebro se revolverá ante el movimiento constante del personaje que igual caerá grandes alturas, golpeará, será golpeado, dará balazos, lanzará granadas, saldrá volando por ellas… nomás le faltó comer y sacar provecho de las chicas del bur… ok, ok, ya me emocioné.
Si están acostumbrados a los juegos en primera persona, no tendrán problemas para disfrutar de toda la acción que si se sabe conjuntar para gozo de la audiencia, pero si eres de las personas que te mareas al ver a un chavo jugando Halo (y hablamos del menos mareador de los vídeojuegos en primera persona), esta película no va a ser para ti. De hecho, esta cinta tiene las cámaras tan pero tan inquietas, que las de cinta Cloverfield son más estables.
Un gamer clavado sin duda afirmará que tampoco la cinta le caiga en su agrado, pese a la gran cantidad de referencias a los videojuegos (como Copley haciendo respawn a cada rato), como Mirror´s Edge o Call of Duty, pues no tiene elementos que permitan cierta interacción con el público. Quizá el director debería considerar su producto como un precedente para futuros proyectos donde la realidad aumentada o la realidad virtual pudieran ser aprovechadas para una posible secuela o spin-off, si es que llegara a haber alguno.
Otro detalle que debemos resaltar es su banda sonora, con una fuerte carga ochentera y que se da el lujo de meter canciones de diferentes épocas, como My Girl de The Temptations o Don´t Stop Me Now de Queen, que funciona muy bien en una escena clave de la película (quizá haciendo un pequeño homenaje a Shaun of the Dead).
La falta de un guión convincente y de un poco más de interacción con el cinéfilo hace que el experimento de Hardcore sea uno que pocos sentirán agradable y que los empleados de las salas de cine lamentarán en las funciones que den después de la hora de comer. Pero alguien con visión e inteligencia podría sacarle provecho a un proyecto para otros medios de entretenimiento en un futuro.
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