El monte Everest es el pico más alto del mundo sobre el nivel del mar (si contáramos el fondo del mar, el volcán Mauna Kea sería, con 10,200 metros, la montaña más alta del mundo, contra los 8,848 metros de la montaña localizada en la cordillera del Himalaya). El Everest es el mayor logro que un alpinista puede hacer pues prácticamente es tocar el techo de nuestro planeta. Pero las condiciones del aire con menos oxígeno, aunadas con el clima inestable y los obstáculos que abundan en el camino, hacen al Everest una de las montañas mas peligrosas del mundo.

Esta es la premisa con la que comienza Everest, una película de Universal Pictures que cuenta con la dirección de Baltasar Kormákur (Contrabando), con un elenco multiestelar donde destacan Jason Clarke (Terminator: Génesis), Jake Gyllenhaal (Revancha), Josh Brolin (Sin Lugar Para los Débiles), Keira Knightley (Piratas del Caribe), Sam Worthington (Furia de Titanes) y Elizabeth Debicki (El Agente de C.I.P.O.L.), entre otros actores.

En la primavera de 1996, dos expediciones privadas se lanzan a atacar la cumbre del Everest, que tienen personas con diferentes intereses para conquistar la cima, aparte del logro personal de llegar a la cumbre. Sin embargo, el grupo deberá enfrentar a una montaña que es tan majestuosa como fatal y pronto deberán enfrentar los obstáculos de un evento que puede caer en la tragedia.

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Un ascenso muy complicado en la cima más complicada de la Tierra…

No podemos dejar de recalcar que la cinta esta basada en hechos reales, de donde no quiero ahondar en detalles, pues contar eso sería lanzar spoilers de una cinta que se ha sabido vender bien en los avances, que deja un tono de misterio por saber que ocurrirá mas adelante.

La narrativa de la película es bastante honesta, tomando una cronología desde los eventos previos a la escalada (la llegada a Katmandú y el complicado transporte a las faldas del Everest) hasta las inevitables imágenes antes de los créditos de lo que ocurrió después de observar la historia. Y como es un evento real, el director tiene la suficiente frialdad de mostrarnos los resultados sin caer demasiado en los sentimentalismos o en insertar milagros que no ocurrieron, solo lo que realmente pasó.

La historia se centra en tres de los personajes, Rob Hall, un neozelandés interpretado por Jason Clarke que, siempre visto en cintas de acción, sabe imprimir bien el tono de empatía y drama que necesita su personaje, desarrollándolo de manera formidable. Doug Hansen, interpretado por John Hawkes, como el clásico «hombre común» que quiere demostrar que se puede lograr lo imposible, y Beck Weathers, interpretado por Josh Brolin, quien busca superar el reto de la montaña.

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Da clic para incrementar el drama.

El desarrollo de los tres personajes, sus frustraciones durante la escalada y el decaimiento físico consiguiente, son retratados de manera ágil, y la química entre los tres personajes hace que realmente quiera uno seguirlos hasta el final. El resto del cuerpo actoral sabe reforzar bien a los personajes principales, Keira Knightley,  dando la dosis correcta de drama como soporte del personaje de Rob, Robin Wright, quien pasa de la indiferencia a la actitud fuerte reforzando a Beck, y los demás elementos que tomaron bien sus roles como parte del equipo de expedición. Si esperaban otra gran actuación de Jake Gyllenhaal, esta no es la cinta que están buscando. Logra reforzar bien al elenco, pero no lo suficiente como para destacar sobre los demás.

La película se parte en varios momentos, y seguramente el desarrollo de la primera parte puede incluso decaer un poco en la narrativa, pero levanta bien ya en los eventos en la montaña, y de hecho, el director sabe cubrir ese punto con bastante realismo.

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Lo único que no me dejó tan satisfecho fue el trabajo con los efectos visuales, aunque es evidente que el trabajo de las escenas de escalada fue bien elaborado y evidencia la presencia del equipo de filmación en Islandia, Nepal e Italia. Una escena clave que implica el uso de un helicóptero, me dejó un poco desconcertado, pues las tomas se ven un tanto irreales, lo cual contrasta con el gran trabajo realizado para mostrar una poderosa tormenta de nieve y algunas avalanchas que se ven durante la escalada.

No es una película que ande peleando premios importantes, pero Everest se pudo haber acomodado sin problemas en la programación de cintas del verano, pues tenía todos los argumentos para haber tenido éxito, aunque un final realista pudo haber espantado a la audiencia y, al sumar el deseo de Universal Pictures de hacer más larga una racha de cintas taquilleras, haya acomodado a la cinta en un buen momento para lograr tal propósito.

Everest es la mejor opción que tenemos este fin de semana para ir al cine, una cinta que vale el boleto por su historia y su narrativa honesta.

Calificación: 8