Mientras una generación de los cineastas mexicanos han empezado a cosechar grandes triunfos en Hollywood, hay otra generación que está intentando conquistar los mercados europeos. Dichos mercados son exigentes, buscando nuevas expresiones cinematográficas más que encontrar el futuro éxito comercial, algo que los mercados de China y Estados Unidos determinarán.

Esa generación que incluye a Carlos Reygadas, Jonás Cuarón, Amat Escalante y Diego Luna, poco a poco también tiene el ingreso de Michel Franco que sorprendió a Francia y al mundo con la cinta Después de Lucía, que tuvo un intenso mensaje respecto al bullying, era cuestión de tiempo que el director y productor, nos presentara su segunda producción como director, Chronic: El Último Paciente.

Esta cinta es protagonizada por Tim Roth, a quien vimos en una cinta en la que Franco estuvo como productor, 300 Millas, y un elenco de caras quizá poco conocidas como Sarah Sutherland (Innocence), Bitsie Tulloch (Grimm), Claire van der Boom (Ruth y Alex) y Robin Barlett, así como una breve aparición de la mexicana Nailea Norvind (El Incidente).

Michel Franco con el premio a mejor guión por Chronic en el Festival de Cannes 2015 (foto de AP).

Roth interpreta en esta cinta a un enfermero encargado de cuidar pacientes en estado terminal y en medio de las experiencias que vive conoceremos como el traumático proceso de la agonía de un paciente en ese estado también puede afectar a quienes solo tienen la responsabilidad de cuidarlos.

Es todo lo que puedo decir, para alguien que está acostumbrado a los guiones masticados que nos vende Hollywood, esta cinta puede ser un tanto frustrante. La película invita al público a intentar ponerse en los zapatos del personaje principal, quien tendrá en los tres pacientes que vemos a lo largo del filme, esa frustración, tristeza y malos juicios por los que puede pasar.

Igual con la mujer que está por fallecer, con el hombre rico que no quiere renunciar a sus perversiones pese a su estado o la señora que no soporta la quimioterapia, con cada uno de estos personajes tiene sus acciones y consecuencias, que se reflejarán en cada momento del filme y que el público debe ir armando a marchas forzadas durante o después del filme, esto es quizá lo que le encanto al jurado del Festival de Cannes 2015, una cinta que generara esa empatía entre el público y personaje principal para entender el entorno y las emociones de un Roth que es firme en el trabajo pero se derrumba en la intimidad.

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Roth entrega una actuación aceptable y balanceada en este filme.

Pero es también cuando notamos que Franco aún flaquea en muchos puntos. Le cuesta trabajo construir a otros personajes fuera de Roth y sus enfermos, los cuales detalla de manera que uno puede saber hasta de qué están enfermos antes de que lo revele la trama. Los personajes personales alrededor de él, son un tanto flojos, un tanto casuales, de hecho apenas notas que Norvind interpreta a la ex-esposa de Roth en la cinta y apenas entiendes el porqué tanta lentitud en la escena inicial de la trama, una lentitud que pierde sentido al notar la razón de ese extraño acoso.

Y cuando apenas entiendes eso llega el final, un final que no esperas, como la vida misma, un final que igual es muy criticable por sentirse tan natural o tan forzado (según el juicio del cinéfilo), como si a Franco se le hubieran acabado las ideas al escribir su guión y es entonces cuando entiendes que ese final, forzado o no, es como el que podría tener cualquier persona en cualquier oficio, uno en donde te terminas preguntado «¿realmente es todo?».

Esta claro que la forma de contar cine en México está evolucionando a esa influencia europea de no tener inicios o finales definidos, esos detalles que pueden ser determinantes para espantar audiencias masivas y filtrar a un público que sólo busca una expresión personal en el cine, más que vender un producto. Franco lo consigue y, si bien no es una cinta que le va a vender a todo público, después de reflexionar su forma de contar la trama, me doy cuenta que logra su objetivo de vendernos su historia, nos guste o no.

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«…y recuerda.. tienes que ponerle en Reset a las 10.. hoy toca Cine Más.. » «¡Hecho!»

El trabajo con la cámara es apreciable, sabiendo vendernos ese espacio oprimente del cuarto de alguien que agoniza, de la triste realidad de un enfermo que ya no podrá valerse por si mismo (en las actuaciones de Rachel Pickup, Michael Christofer y Robin Bartlett como los enfermos en cuestión), pero también los espacios abiertos pero bastante oscuros que retrata Franco en el tiempo libre del personaje de Roth.

El elenco destaca por el propio Roth que da una actuación bastante aceptable en su personaje, el resto del elenco coopera con lo poco o mucho que les toca, destacando las actuaciones de Michael Christofer y Robin Bartlett. De ahí en fuera no veo realmente alguien que intente robar tantito la toma.

La cinta no tiene música, todo es mero sonido ambiental que solo resalta mucho en una toma importante del filme, pero salvo algunas canciones clásicas en algunas escenas, casuales nada más, no esperen algo original que escuchar.

No es una cinta para cualquier audiencia, no se divertirán, se quedarán reflexionando y hasta sufrirán mucho en algunas tomas. Franco invita con esta película a pensar y reflexionar más que divertirnos.

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