El mayor problema que un director puede tener cuando hace dos películas de la misma franquicia es el intentar mantener no solo la continuidad sino las razones por las que la primera cinta fue exitosa. Sin contar a El Padrino o El Señor de los Anillos, el segundo o tercer intento en una franquicia usualmente no sale tan bien, pregúntenle a Michael Bay, a Joss Whedon e incluso a directores con mas posición como Francis Ford Coppola o Christopher Nolan (aunque debemos aceptarlo, ambos fallaron hasta la tercera cinta).

Y Sam Mendes la tenía ya muy complicada al momento de ser confirmado para la vigésimo cuarta cinta de James Bond, 007: S.P.E.C.T.R.E. No solo era mantener la continuidad que pretendía construirse, esa nueva era que planteó el final de Operación Skyfall, sino intentar alcanzar la vara tan alta que dejó la mejor cinta de la franquicia hasta la fecha. Vamos, hasta querían nominaciones al Óscar para Skyfall, que las tenía bien merecidas.

La escena del Día de Muertos es tan espectacular que te pones a pensar por qué no hacen algo así en la realidad.

Mendes tuvo para S.P.E.C.T.R.E. todos los elementos necesarios para intentar esa continuidad. Las actuaciones de Daniel Craig, quien posiblemente abandone la franquicia tras su cuarta participación en la saga, Naomie Harris, Ben Whishaw y Ralph Fiennes, quienes están de vuelta en la franquicia y la inclusión de Christoph Waltz, Dave Bautista, Monica Belluci y Lea Seydoux, como los personajes que marcarían la trama para esta ocasión.

Tras los eventos de Skyfall, un mensaje misterioso hace que Bond viaje por diversos puntos del mundo, entre ellos la Ciudad de México, en la búsqueda de una misteriosa organización que podría cambiar el orden mundial, mientras las acciones de Bond ponen a su grupo secreto en conflicto con el MI5, M deberá confrontar los conflictos que implica tratar de eliminar a una asociación antigua de espías y sustituirla con tecnología moderna.

Tenemos que ser concretos, S.P.E.C.T.R.E. tiene una de las mejores escenas de apertura de la franquicia con una trepidante escena de acción en una Ciudad de México que celebra el Día de Muertos a todo lo que da (un evento tan colorido e impresionante que te preguntas por qué no organizan uno así en la realidad) que incluye todo lo que una escena inicial de Bond tiene, incluyendo explosiones, chicas lindas (Stephanie Stigman dando sus tres minutos de gloria con una sola línea), calaveras y una espectacular pelea en helicóptero.

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Debemos subrayar el trabajo de fotografía, sobre todo en esta escena.

Pero algo ocurre después del famoso collage del tema inicial (Writing’s in the Wall de Sam Smith, tema lento, pero que funciona con el montaje tan sexy que hasta me hizo pensar en el género hentai), que la cinta pierde velocidad, frenesí, no sé. De pronto vemos que se desperdician recursos valiosos y la historia empieza a aburrir, y no, no estamos cayendo en las ridiculeces de la era Brosnan, sino en algo similar a la gris era Dalton. Un desarrollo que, en el afán de no confundir a los que no son fans, termina fastidiando a los que ya hemos vistas las tres cintas anteriores de la era Craig.

Es un constante repetir las referencias al pasado en un intento desesperado de Mendes por cerrar una trama en la era Craig, que termina dando un efecto similar a lo que vi con Nolan en El Caballero de la Noche Asciende, un exceso de referencias que hartan. No obstante, las escenas de acción no sobran y se disfrutan, especialmente la persecución que se da en los Alpes austriacos.

Varios detalles de Bond se ven y se disfrutan, el novedoso auto nuevo que aparece en la cinta, las constantes referencias a elementos de la versión clásica de S.P.E.C.T.R.E., el soundtrack de Thomas Newman que aprovecha los elementos clásicos del tema y una fotografía exquisita que se disfruta, sobretodo en las escenas en Roma. Pero, cuando el guión es flojo, es complicado aprovechar todo eso.

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Bond en medio de una de las mejores escenas de acción de la era Craig.

También veo a Mendes desperdiciando talento y tiempo por todos lados, de las chicas Bond, vemos a una Monica Belucci que, vamos, si se le iba a considerar una chica Bond, pese a su edad, combinada con la muy breve actuación de Stigman, entonces tenemos en ambas actrices a una gran cantidad de recurso perdido en la historia.

Tampoco es rescatable Christoph Waltz, que en su personaje trata de mantener ese tipo de villanos que sabe hacer muy bien con Quentin Tarantino, pero no sabe ser aprovechado por otros directores, ¿será acaso por que su personaje, pese a tener referencias que iluminarán los ojos de los fans, es mas latoso («qué bien, por que escucharé menos su ruidosa conversación») que malvado o sangriento?

Daniel Craig se mantiene firme en su personaje, al que se le ve en su espíritu las marcas de guerra de las tres cintas anteriores, especialmente de Casino Royale y Skyfall, un poco menos humano, más frío pero aún abierto a oír sugerencias de fuera. Aunque esta cinta me hace dudar si Craig retrató al mejor James Bond de la historia o tan solo redimió al personaje por dos cintas y quedará a la sombra de Sean Connery.

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Seydoux nos da una Chica Bond sexy, independiente y en ratos compite con Eva Green como la mejor Chica Bond de la franquicia.

Lea Seydoux sabe sacar a su personaje adelante y, aunque es un poco decepcionante el manejo de su personaje en la historia (¿escena de amor?, ok, cortemos a la siguiente escena, ¿qué?), la personalidad que Seydoux imprime en Madeleine le da una mezcla de femineidad, libertad y seriedad, algo que solo se había visto en Quantum of Solace y que compite en momentos con Vesper Lynd, la que para muchos es la mejor Chica Bond.

El resto del cuerpo actoral sabe destacar en momentos, especialmente Ben Whishaw, quien tiene dos o tres buenos momentos. Quien si queda un poco abajo de las expectativas es el personaje de Dave Bautista que tiene un arranque muy bueno y sus momentos de mucha acción, pero su estilo de actuar no queda a la altura de los villanos segundones más exitosos de la franquicia. Hasta podemos decir que su escena destacada es una en donde la comparación con Red Grant (Desde Rusia con Amor) es inevitable y sale perdiendo el ex-luchador de la WWE.

S.P.E.C.T.R.E. es la cinta más floja de la era Craig, un intento desesperado de Mendes por dar un final forzado a una trama que lleva cuatro películas con la que intenta ya despedirse de la franquicia e intenta llevarse a Daniel Craig con él. No por ello la dejo de recomendar como una buena cinta de acción, pero queda muy lejos del legado que otras cintas de Craig como Casino Royale y Skyfall nos dejaron.

Calificación: 7