Jim Jarmusch nos lleva a un viaje casi onírico, psicodélico, en su reciente película Sólo los Amantes Sobreviven (Only Lovers Left Alive), ambientada en las románticas ciudades de Detroit y Tánger; una, hundida en la desolación de la crisis económica del sector automotriz, y la otra, entre callejones con noches relativamente populosas pero más bien espectrales. Éstas son hogar de dos amantes que viven alejados, tal vez de común acuerdo, pues la pasión que sienten es tan grande que sólo la distancia hace posible soportarla.

Adam (Tom Hiddleston) es un músico underground que se encuentra profundamente deprimido por la dirección que han tomado los actos de la Humanidad al paso de los siglos. Eve (Tilda Swinton), quien no tiene problemas en reconocer su condición de vampiro, viaja desde Marruecos a Detroit para consolarlo. Su historia de amor ha prevalecido durante varios siglos, con al menos tres bodas en su haber, pero su idilio pronto es interrumpido por la llegada de Ava (Mia Wasikowska), la hermana menor de Eve. A medida que el mundo se desmorona, ¿podrán seguir existiendo antes de que sea demasiado tarde?

Al principio, no nos enteramos claramente de qué va la película, cuál es el problema que intenta resolver. Y es que su ritmo es premeditadamente lento. Nos muestra a una pareja que parece vivir distanciada, pero no porque no se amen; su reunión nos deja ver claramente la pasión que sienten. Es hasta poco antes de esta reunión que nos enteramos de su condición de vampiros, cuando les vemos beber en copas el rojo líquido y mostrar sus tremendos colmillos. Al parecer, la sangre es mucho más que el alimento que requieren para sobrevivir, parece ser una especie de droga que los pone en éxtasis. Sin embargo, su tipo de vampirismo parece mucho más civilizado de lo que nos cuentan las historias de horror; ya no atacan a los hombres en la noche, a quienes llaman zombis, en parte porque su sangre parece estar contaminada. Y eso es, tan del siglo XV… Pero este ritmo es roto por Ava, la hermana de Eve, que se entera de su viaje a EEUU y decide hacerles una visita. Una chica adolescente que no mide sus acciones, y que siempre está sedienta de sangre. Su sed pronto les provoca problemas que tendrán que solucionar a la brevedad.

A diferencia de otros filmes de vampiros, en donde la acción es lo que atrae al público, en Sólo los Amantes Sobreviven vemos a un tipo distinto de vampiro, alejado de su naturaleza vampírica así como de su naturaleza humana. Son amantes de la música, de las artes, de la literatura, y sólo beben sangre adquirida en el mercado negro, de personas confiables que les pueden proveer the good stuff. Es una película que se percibe con marcados toques sesenteros, muy relacionada con la música de aquella época. Lo más atractivo es el ambiente que logran crear, tan profundo en las emociones que emanan de los personajes que realmente creemos que se trata de los seres que nos propone el director, seres elusivos, que viven en las sombras, que se han apartado del todo para sobrevivir en diferentes ambientes, algunos depresivos y otros menos desgraciados.

La película tiene un desenlace abierto a especulación. ¿Es qué acaso la naturaleza del vampiro no puede evitarse? ¿Es qué ese flirteo con la muerte sólo es una tontería para pasar el rato en una eternidad cada vez más desangelada?

Cuenta con la banda prácticamente impecable Sqürl de Jim Jarmusch y los fantásticos arreglos fotográficos de Yorick Le SauxSólo los Amantes Sobreviven es una película que tal vez no agrade a todo mundo, sin embargo, tiene su público. Yo le ofrezco un 7. Vale la pena verla en cine.