¿A cuántos nos gustó Castlevania? Esa serie de juegos donde un cazavampiros (o un vampiro renegado en algunos casos) tenía que pasar por una serie de peligrosos lugares donde enfrentaba monstruos que solo había pensado ver en sus pesadillas y finalmente enfrentar a Drácula en un duelo de proporciones épicas. Sin duda, los primeros juegos de la serie eran un reto dada la dificultad para superar los terribles obstáculos que el juego representaba, sus monstruos engañosos y sus jefes complicados.
Slain: Back From Hell intenta tomar esos elementos nostálgicos para las nuevas generaciones y la creación de Wolfbrew Games, sin duda es uno de esos juegos que va a dividir opiniones de si esta bueno o esta malo, pero lo cierto es que, si amas el heavy metal, tienes que amar este juego. Tras su estreno en Steam y Playstation 4, ya está disponible en la Xbox One.
QUE EL METAL, EL FUEGO Y EL HIELO ESTÉN CONTIGO
Bathoryn, un legendario guerrero, ha sido despertado de su sueño eterno. Su misión es enfrentar una nueva amenaza que esta sobre un mundo gótico, lleno de trampas mortales y criaturas terribles que matarían al simple mortal. Pero Bathoryn ya sabe lo que es estar muerto y no parará en su intento de acabar con todos sus enemigos antes de volver a su ataúd y volver a disfrutar del sueño eterno.
Es una trama simple que nos permite ver una historia bastante oscura que está llena de espíritus, monstruos, brujas y esqueletos andantes que harán lo posible para evitar que avances, con una calidad gráfica que parece salida de un juego del Super Nintendo (hasta es justo compararlo con Super Castlevania IV, el juego de esa generación) y con una banda sonora que tiene mucha influencia del Heavy Metal que, pese a que en ratos puede caer en la monotonía, te hará agarrar aún más ambiente a los diferentes escenarios del juego.
Nuestro guerrero tiene una espada y sus controles son bastante básicos, golpear, bloquear, saltar, lanzar magia y deslizarse hacia atrás, es todo lo que tienes (aunque habrá algunas mejoras durante el juego como darle el poder del hielo o fuego a tu espada). En el camino irás aprendiendo habilidades que harán las batallas un tanto más dinámicas, pues habrá hechiceros o monstruos que lanzarán proyectiles y podrás «batearlos» con tu espada para darles una sopa de su propio chocolate, podrás cargar tu golpe por varios segundos para dar un golpe muy poderoso o incluso bloquear un golpe del enemigo justo en el momento (parrying) para darle un golpe muy fuerte que incluso liberará mana para que puedas seguir lanzando magia.
Y hablando de magia, Bathoryn tiene dos barras de energía, una de vida y otra de mana, la última se puede recargar haciendo golpes especiales, pero la de vida solo se recargará al llegar a unos faros que guardan tus avances y recargan tus barras de energía o por unos corazones que aparecen en el camino. Si, habrá pasajes donde deberás administrar muy bien tu barra de vida, pues tendrás que enfrentar hordas que realmente se plantan como rompecabezas para el jugador. No querrás acaso tener que volver a empezar todo desde el último faro, ¿verdad?
AGITEMOS LA CABEZA PARA OFRECER UN TRIBUTO AL DIOS DEL METAL
Las misiones van incrementando su dificultad conforme vamos avanzando y en momentos se tornan un tanto tediosos, pues tendrás que saber usar bien tus habilidades para evitar obstáculos que pueden significar perder el juego y regresar al faro anterior, como botones que activan mecanismos que te aplastan, picos que salen del suelo, cañones que disparan fuego y encontrar palancas que abren nuevos caminos, algunos esperados por el jugador, otros que pueden desbloquear secretos como las partes de un poderoso medallón o un atajo para acabar más rápido una misión (y, de paso, poner tus habilidades al extremo, pues un pasaje implica una persecución corta pero peligrosa de un enorme vehículo que aplasta todo a su paso).
Una secuencia que me encantó mucho fue cuando Bathoryn está en el mundo de los lobos y es transformado en uno, lo que nos permite usarlo de una manera distinta, corriendo a toda velocidad por la pantalla evitando que se caiga en los precipicios y arrasando con todo lo que está a su paso, para mi uno de los mejores momentos del juego.
No puede ser un juego de acción si no tuviera jefes, los cuales son muy diferentes unos de los otros y si bien los primeros no son tan complicados (pero con golpes que si te pueden bajar hasta la quincena), habrá algunos donde tendrás que aprender bien sus tácticas o sus puntos débiles para vencerlos. Y créeme, algunos te llevarán mucho tiempo vencerlos por la dificultad creciente que tienen conforme son lastimados.
La curva de dificultad sube rápidamente y en momentos puede ser frustrante para muchos jugadores, de hecho, hay un logro en el juego que se desbloquea por morir por centésima vez y otro por caer en un obstáculo que no es visible para el jugador. Pero cuando vences a un jefe, nada mas satisfactorio que agitar la cabeza como buen metalero (headbanging) para ofrecer tributo al Dios del Metal, y para alguien que le gusta el género musical, es grato ver esos detalles.
El control en ratos se siente como si jugáramos en un Super Nintendo y, si, tiene esos detallitos que hicieron que muchos odiaran los juegos de la época, controles que de pronto tienen un breve lag en medio de la acción (y por tanto echando a perder una buena táctica), momentos que exigen de un buen timing e incluso paredes que rompen con la lógica de la física haciendo fácil matar a un enemigo desde el otro lado, menos mal, que no se les ocurrió meter que los enemigos volvieran a la pantalla al estilo Ninja Gaiden.
Eso si, como buen juego moderno, éste guarda los avances del jugador conforme llega a los faros y con esto tendrá ventaja el jugador respecto a los que jugábamos Castlevania u otros juegos similares. Suena feo decirlo, pero baja un poco la dificultad del juego, aunque siendo sinceros, este juego sería abandonado si nos limitaran a tres vidas la aventura o nos hiciera repetir toda la batalla si nos enfrentamos a un jefe que tiene tres formas y te obligaran a repetirlo todo (¡ojo!, si cierras el juego en medio de esa batalla, tendrás que repetirlo todo desde el principio).
Aunque su trama es un tanto predecible (con uno o dos giros de tuerca que no espera uno ver), Slain logra mantener al jugador interesado en avanzar en cada nivel y es grato llegar hasta los créditos tras vencer a todos los enemigos, pero debo aceptar que los desarrolladores cometieron un error imperdonable en la narrativa.
Seguir las aventuras de Bathoryn será placentero para los que gustaban de los viejos juegos de plataforma de 16 bits, algo que se replica bien en Slain y es probable que aquellos que esperaban algo más similar a un Metroidvania puedan salir un tanto decepcionados. Si hubieran sido más crueles los desarrolladores en cuanto al manejo de los puntos de guardado del juego, estoy completamente seguro que este juego sería un juego de culto en los próximos años.
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