La oferta en cartelera de esta semana nos trae una película animada llamada Ozzy: Rápido y Peludo, título que hace alusión a la franquicia Rápido y Furioso que tuvo su más reciente iteración apenas la semana pasada. Este nombre no es precisamente discordante, sino más bien bastante inteligente, pues la cinta trata precisamente de un can que corre, y mucho. Así que la gente no se sentirá defraudada por un título dudoso, sino más bien por el contenido… ahora me explico.

El largo viaje sin el querido amigo resulta ser amargo para un niño.

Ozzy, un amigable y pacífico beagle ve su vida alterada cuando los Martins, una pareja de caricaturistas, deben realizar un largo viaje a Japón. El único problema es que los perros no están permitidos (deben pasar una cuarentena), y como Ozzy no puede ser llevado, deciden ingresarlo a un spa canino de lujo llamado Blue Creek. Este paradisíaco lugar resulta ser una fachada que tiene como objetivo robar perros. Ozzy es llevado prácticamente de inmediato al Blue Creek real, una prisión para perros, dirigida por perros. Ozzy tendrá que evitar sus perri-gros (I know what I did there) y encontrar la fuerza en sus nuevos amigos, Chester, Fronky y Doc, para escapar de la prisión y regresar a casa.

Primero que nada, hay que decir que la cinta tiene fallas de continuidad incluso apenas comienza, con una prolepsis absolutamente innecesaria, ya que se repite la escena cuando van contando todo lo acontecido hasta que Ozzy llega a Blue Creek. Y acá vemos que, si bien Ozzy es un perro activo y un poco problemático, los desastres que llega a causar en la vecindad, no son un factor de decisión para que los Martins decidan no llevarlo de viaje. Acá se viola el principio dramático del arma de Chéjov, pues esas escenas en particular no tienen repercusión en la historia del canino, ni siquiera en el final. Si pones un arma en la escena, debe disparar, y si no dispara, estás engañando a tu auditorio.

Fronky es un perro dachshund (salchicha) medio ciego que tiene la obsesión de escapar de la prisión, habiéndolo intentado ya decenas de veces.

Lo siguiente que apesta es la falta de credibilidad, en donde apenas se llega a la mentada prisión de perros -dirigida por perros, para un villano que los mantiene cautivos fabricando discos de frisbee-. Sí, ya sé que se trata de una fantasía o fábula, pero a esto saltan muchas preguntas, como el porqué se comportan como perros cuando están con sus amos y el porqué cuando están en la mentada prisión son tratados como convictos humanos (y sí, se trata de la clásica prisión, con literas y colchones de espuma) por el villano, que debería tratarlos como perros. Es así que los caracteres no están bien definidos, ni mucho menos se justifica la labor para la cual son secuestrados y ‘desperrificados’ (por no decir dehumanizados, pues no aplicaría el concepto). Prácticamente, deben olvidarse de su nombre, y ésta parte hace juego con el desenlace, uno que ocurre después de una larga hora de tedio sólo para justificar que ha pasado más de un mes desde que Ozzy fue ‘abandonado’ por su familia.

Vito es el chihuahua que maneja el negocio de las carreras de perros en la prisión.

Finalmente, lo peor de la cinta es su guión y sus diálogos, que harán parecer a las animaciones de Fox Kids como obras maestras. No sólo se cae en los clichés de lo que aparentan las razas, como el dobermann abusivo, el chihuahua criminal y el San Bernardo corrupto, sino porque las líneas son francamente pobres, con muy poca originalidad, y con un desenlace que no causa sorpresa, sino que más bien da penita ajena. La pregunta es si puede ser un buen material para un niño pequeño, porque después de todo se manejan temas como la privación ilegal de la libertad, el robo, las carreras ilegales (de perros, pero a fin de cuentas, carreras), y las apuestas. Y creo que la respuesta es ‘quién sabe’, todo depende de lo que quieran que vean sus padres. Porque, finalmente, al ser unos diálogos tan poco trabajados, en donde todo parece ir de volver a casa, de escapar de la prisión, de los tratos que debe soportar Ozzy hasta que acepta participar en las carreras, y de cómo es tratado por sus nuevos amigos, deja cosas que desear. Y cuando ves que un perro es capaz de sacar unos tornillos de una ventila sin usar ninguna herramienta -y los cuatro al mismo tiempo- entonces cuesta más trabajo tragarse lo que nos muestran en pantalla, y toda la chamba del equipo de doblaje no sirve para maldita la cosa.

El doblaje me pareció bueno, sin ser necesariamente destacado. Se trata de una cinta que originalmente fue contemplada para ser producida en castellano, aunque he de decir que me tocó verla en inglés.

[marstheme_review post_id=»137211″]