Xavier Dolan, el «joven rebelde del cine», estrenó en el Festival de Cannes su sexta producción Juste la Fin du Monde (No es más que el Fin del Mundo), la cual tuvo como anécdota que recibió El Gran Premio del Jurado y El Premio Ecuménico del Jurado durante el Festival, pero del otro lado los críticos especializados la repudiaron. ¿Por qué esa división en las opiniones?

La cinta cuenta con un elenco formidable: Nathalie Baye, quien participó en otra de las producciones de Dolan, Lawrence Anyways; Vincent Cassell (Irreversible), Marion Cotillard (La Vida en Rosa) y Lea Seydoux (La Vida de Adéle), quienes acompañan a Gaspard Ulliel (Saint Laurent) en esta producción que se inspira en la obra teatral de Jean-Luc Lagarce.

Louis, un escritor homosexual, está enfermo de muerte y ha decidido informarle a su familia, tras una larga ausencia, de tan horrible noticia. Pero ¿realmente su familia está lista para aceptar su regreso y, peor aún, que después de este evento ya no volverá jamás?

El Hijo Pródigo regresa pero, también busca despedirse.

Un relato que retrata un evento que dura pocas horas realmente, ese detalle con la constante revisión de los relojes. Incluso un reloj cucú que incidentalmente aparece en la trama. Pero, algo que también se nota es el hecho de que, a diferencia de otras cintas de Dolan, lo que menos importa aquí es el perfil o motivaciones del personaje principal. De hecho, en la escena inicial soltó todas sus intenciones.

Aquí lo interesante es ver a su familia: la madre, interpretada por Baye, quien, pese a sus excentricidades, no deja de funcionar como la matriarca de este grupo disfuncional y que se convierte en la voz de conciencia del grupo; Antoine, interpretado por Cassell, un personaje con muchos resentimientos ocultos y que no dudará en mostrar un molesto sarcasmo por el interés que ahora el «hijo pródigo» muestra en sus familiares y la frágil Suzanne (Seydoux), una joven que busca rebelarse a lo que vive en su casa pero no se atreve a levantar un dedo al respecto.

Y en medio de tanta personalidad, todavía tenemos a Catherine (Cotillard), la tímida esposa de Antoine que, en momentos, parece ser la persona con más sinceridad del grupo, si tan solo se le diera el hablar bien.

Una familia de tantas

Primero quiero escribir los problemas que tiene esta película, el mayor de todos es su personaje principal, el cual intenta justificar desesperadamente lo plano que está un personaje que dice frases cortas, gesticula y que literalmente se queda callado ante cualquier oportunidad de abrir sus sentimientos, un personaje que es más una excusa para que los otros personajes se abran y den sus mejores actuaciones, especialmente en los casos de Baye y de Cassell, una titubeante Cotillard y una Seydoux que pudo dar para más, de eso leerán más adelante.

Y otro detalle que falla es querer insistir en el fondo de su personaje, hasta parece que es intencional el hecho de que intente recordarnos que nuestro personaje es un escritor (toma a sus artículos), homosexual (flashback) enfermo (muestras de debilidad) y no da realmente el personaje justificación a esos detalles, pudo haber sido el hijo pródigo por otras razones y otras intenciones de llegar a la casa y la cinta pudo haber funcionado igual, si Dolan quería justificarlo como otros personajes que ha creado, Louis es el que menos defiende su posición.

Además, está la forma en que busca Dolan generar ese tedio propio de las discusiones familiares, con una constante regresión al conflicto repitiendo frases como si estuviéramos viendo una ópera de los errores, en momentos le cuesta a la gente mantener el ritmo de la trama y no podemos a veces entender el punto de dicha discusión, casi infantil por momentos.

Vincent Cassell termina destacando sobre el resto de los actores.

Sin embargo, Dolan logra su cometido en la evolución del resto de sus personajes, especialmente con el personaje de Cassell, quien realmente se roba la película al final, alguien a quien odiamos al inicio, buscamos alguna justificación entre los diálogos de Cotillard y después evoluciona para convertirse en el dínamo que desata el conflicto final de la trama y todo eso sin perder jamás la estructura de su personaje. Sin querer estropearles la película es, si fuera la parábola del Evangelio, el hermano indignado por la fiesta que se está haciendo.

Tampoco pierdan de vista a la madre, interpretada por Baye, quien pasa de ser un personaje gritón y extravagante, a uno de los personajes que saben encarrilar muy bien las intenciones de nuestro personaje principal, la muestra clara de la experiencia de la vida, de alguien que terminamos sintiendo cierta identificación con nuestras propias madres quienes no dudarán, para desconcierto nuestro, de contar anécdotas, nos gusten o no.

De Cotillard y Seydoux, puedo afirmar que no son sus mejores personajes, Cotillard intenta emular un poco a la tímida Kyla de Mommy, con esa dulce timidez que contagia en la trama, pero de pronto queda opacada ante los demás personajes, se puede pensar incluso en que queda muy desaprovechada, mientras Seydoux, tiene un gran momento en su propia escena que justifica bien su presencia, pero no es tan bien explorada y queda mucho a deber al final.

Nathalie Baye, sin duda, sorprende con su actuación.

La fotografía no es tan exigente como en otras cintas, pero cumple bien con su trabajo, sabiendo utilizar bien las luces para ayudar a aumentar los efectos dramáticos, con ambientes menos sofocantes que en otras cintas de Dolan y con un excelente manejo de transiciones cuando logra comunicar algunos flashbacks.

Típico de Dolan tenemos una banda sonora que es un tanto ambiental pero que no duda en poner una que otra canción pop, unas para envolver la trama como Dragonstea Din Tei y una forma sabia de usar a Moby para darnos el remate con la trama.

Hay que ser sinceros, es la cinta más accesible que Dolan ha tenido para el público en general, puedo afirmar que es una cinta entretenida y con muy buenas actuaciones, pero está muy distante a lo que el director nos tenía acostumbrados, carece de la intensidad que hizo que Tom en el Granero fuera un éxito internacional y mucho menos de la que me tuvo al borde del asiento con Mommy.

Es cierto, aún hay varios de esos elementos que te hacen notar que estamos viendo una de sus cintas, pero me temo que Dolan está perdiendo un poco ese toque tratando de imponer su propio estilo en el cine de autor. Pero, aun así, se aprecia su trabajo y parece justo que aún este en competencia por el Óscar a Mejor Película en Lengua Extranjera. Aun así, estaremos en espera de su siguiente producción, el cual será todo un reto pues será en Hollywood, en inglés y con Kit Harrington (Jon Snow) de protagonista.

[marstheme_review post_id=»131054″]