En el 2010 salió un título para distintos dispositivos llamado Max and the Magic Marker, cuya mecánica era dibujar con tu marcador tus caminos y resolver distintos puzzles en un ambiente donde la creatividad era lo predominante. Tres años después tenemos la secuela para Xbox One, Max: The Curse of the Brotherhood ¿llena las expectativas o posee los mismos fallos de su anterior entrega?

La historia es sencilla, Max está harto de su hermano y busca en internet como deshacerse de él, encuentra un conjuro mágico y son absorbidos por un portal y es deber de Max rescatar a su hermano, teniendo como única arma un marcador mágico.

Gracias al motor Unity, Max y todo su entorno luce con buenos gráficos, aprovechando esto en un mundo 2.5 Side Scroller. El título cuenta con elementos de plataformas y Puzzles, donde ocuparás tu ingenio para seguir avanzando.

Max: The Curse of the Brotherhood
Visualmente llamativo, pero con problemas en su ejecución

La mecánica del juego se basa en utilizar tu marcador para pintar piedras, lianas, ramas, agua y hasta bolas de fuego, en un inicio no destacan mucho, pero conforme avanza el juego, y la combinación de estos elementos, le da un valor de dificultad a los acertijos, por ejemplo, podrás pintar una rama, cortarla, empujarla con una columna de piedra para que suba y mueva una caja para acomodarla y que puedas subir.

Si bien la mecánica es entretenida, posee varios problemas: se perdió la libertad que tenía su precuela, ya que sólo podrás pintar en las zonas indicadas, y por otro lado, el juego en ciertos puntos, te exige ser muy preciso o ser muy rápido para pintar, cosa que se dificulta al realizarlo con el control del Xbox One (tardé más en tener un buen timing o ángulo en mis marcas que en descifrar cómo hacer los desafíos).

El apartado de sonido es frustante, ya que reiteradamente Max hará chistes y frases sosas y repetidas como sus gritos de “Oh no”

MAx

El juego durará aproximadamente 5 horas y cuenta con elementos de replay value al intentar adquirir todos los ojos y partes de un amuleto perdido.

Max: The Curse of the Brotherhood tuvo un lanzamiento silencioso, y es otra propuesta dentro del escueto catálogo de juegos de Xbox One, posee las mismas fallas que su anterior entrega, y los controles hacen que no disfrutes en su totalidad de la experiencia, los últimos niveles son dignos de disfrutarse pero se ven opacados por la presión y la poca variedad de resolver un solo acertijo durante el resto del juego, premisas que debe tener este título donde la creatividad no debería ser limitada.

[box] La reseña se basó en una copia de Xbox One otorgada por Microsoft Studios.[/box]