Leviatán es una película que nos muestra la tragedia que vive Kolya, interpretado por Aleksey Serebryakov, quien junto con su esposa Lilya (Elena Lyadova) tienen que afrontar la pérdida de su propiedad, una finca costera que le fue heredada a sus padres por sus abuelos, y a estos últimos, por sus bisabuelos. Detrás de esta decisión se encuentra Vadim Shelevyat (Roman Madyanov), un político con muchas influencias que pretende entregar las tierras a una corporación. Junto con Dmitriy Seleznyov (Vladimir Vdovichenkov), amigo de Kolya y abogado moscovita, intentarán revertir el fallo y así recuperar su patrimonio, a costa de lo que sea.

En esta cinta, nominada al Óscar como mejor película extranjera -y por muy buenas razones-, vemos una puesta en escena realmente sorprendente. Abre con imágenes nostálgicas de una costa al amanecer, en donde las olas rompen con sutileza contra los restos de construcciones y esqueletos de barcos cubiertos de salitre, y sorprendentemente termina de la misma forma, cerrando un círculo que nos presenta su realidad como uno de los tantos embates del destino que son imposibles de confrontar.

Las fuerzas tirantes de esta historia se centran en tres personajes principales: Kolya, el esposo que no acepta perder lo poco que le fue heredado y que desea heredar a su hijo; Vadim, el déspota que, habiendo ganado una batalla que no tuvo que librar, afronta ahora los chantajes de Dimitry; y Lilyau, quien se encuentra atrapada entre la lealtad a su marido y su deseo de huir del conflicto. ¿Serán la vanidad del abogado moscovita, la indecisión de Lilyau y la necedad de Kolya lo suficientemente fuertes para enfrentar al despótico pero temeroso Vadim, o serán tragados todos por el Leviatán?

Desde el punto de vista histriónico, los personajes manifiestan una cruda y completa veracidad. Nada ha sido sobreactuado. Aunque es una película larga y pausada, no la sentimos pesada. El drama se desarrolla apegado a una realidad que no nos es ajena ni es exclusiva de los rusos. ¿Cuántas veces no hemos escuchado del sinfín de propiedades que les encuentran a los políticos en México y otras naciones latinoamericanas? Leviatán, el nombre de la película, fue tomado de una referencia bíblica del libro de Job, en el que cito textualmente:

«¿Sacarás tú a Leviatán con anzuelo, o sujetarás con cuerda su lengua? ¿Pondrás una soga en su nariz, o perforarás su quijada con gancho? ¿Acaso te hará muchas súplicas, o te hablará palabras sumisas? ¿Hará un pacto contigo? ¿Lo tomarás como siervo para siempre? ¿Jugarás con él como con un pájaro, o lo atarás para tus doncellas? ¿Traficarán con él los comerciantes? ¿Lo repartirán entre los mercaderes? ¿Podrás llenar su piel de arpones, o de lanzas de pescar su cabeza? Pon tu mano sobre él; te acordarás de la batalla y no lo volverás a hacer. He aquí, falsa es tu esperanza; con sólo verlo serás derribado.»

En este caso, el Leviatán no es el monstruo marino creado por Dios para jugar con éste, sino el poder político, el poder que dan el dinero y la posición en la sociedad, que se vuelven imparables para el ciudadano común, que esperanzado en vencerlo sólo pierde su tiempo pues no hay quien pueda pararlo. El sistema fue hecho para él, ¿cómo podría actuar en contra suya? Y justamente en Leviatán vemos esa tragedia, la de un hombre que cree en la justicia pero desconoce que esta no fue hecha para beneficiarle, sino para perpetuar el poder de aquellos que lo tienen. La cinta retrata a la perfección el drama, la alegría, la tristeza y la desesperanza de forma tal como no había hecho anteriormente cinta alguna. Es, sin duda alguna, una crítica del cineasta al status quo, es un bofetón al Leviatán, que se indigna al ver su naturaleza desnuda, y no cubierta de finas joyas y trajes de diseñador, sino tal como es: una cruda realidad que afrontamos aquellos que no tenemos apellidos rimbombantes, palancas ni herencias de tíos políticos.

Concluyendo, considero que es una de esas cintas que por su rareza no debes perderte, y lamento profundamente que no haya ganado el Óscar a la mejor película extranjera, porque es indudablemente una de las mejores películas de todos los tiempos, y sobre todo del tiempo actual.