Las historias de amor siempre serán un excelente combustible para ir al cine y poder pernoctar en los sentimientos de las personas involucradas en dichas historias, estas relaciones pueden ir de la comedia a la tragedia, a veces en unas cuantas escenas, a veces solo tomando uno de esos elementos. En todo caso, depende mucho del guion y las actuaciones para poder comprobar si la historia que vemos realmente toca nuestros corazones o no. 

Si consideramos esto, era obvio que Las Estrellas de Cine Nunca Mueren (Films Stars Don´t Die in Liverpool), es una de estas películas que, no solo llegó tarde al reparto a las nominaciones al Oscar (se estreno el 27 de diciembre pasado en Estados Unidos) sino que su propuesta fue opacada por otros dos romances poco usuales vistos en las cintas Llámame por Tu Nombre y El Hilo Secreto, los cuales a la postre, fueron a contender a los Premios Oscar mientras la cinta en cuestión solo logró tres nominaciones a los Premios BAFTA. 

Bajo la dirección de Paul McGuigan (que igual ha dirigido episodios de Sherlock que el churrazo llamado Victor Frankenstein), tenemos las actuaciones de Annette Bening (Belleza Americana), Jamie Bell (Billy Elliot), Julie Walters (Paddington), Vanessa Redgrave (Misión Imposible) y Kenneth Cranham (Maléfica) entre otros actores. 

 

Una estrella se apaga y quiere compartir el poco brillo que queda con un amor del pasado

Basada en las memorias escritas por Peter Turner, vemos como un joven actor recibe una llamada de un amor del pasado, la veterana actriz ganadora del Oscar, Gloria Grahame, quien le pide quedarse en su casa para recuperarse de una aparente enfermedad sencilla. Pronto la realidad asomará mientras Peter y Gloria exploran la corta pero feliz relación que tuvieron unos años antes. 

Con la mente aún fresca de la entrega de los Premios Oscar, está claro que la historia de Las Estrellas de Cine Nunca Mueren no tenía mucha oportunidad de competir. Es cierto, el guión es bastante consistente, una historia de amor que tiene sus momentos felices y trágicos, estamos hablando de una trama que nos muestra una enorme diferencia de edad y los problemas que conlleva, la fama de la actriz, especialmente por su vida pasada, la horrible enfermedad con «C» que aparece como el giro principal de la historia en algún punto y, por supuesto, las consecuencias que puede traer llevar un capricho hasta el extremo, todo esto en conjunto hacia difícil que la película pudiera sobresalir ante temas más complicados y menos predecibles. 

Es entonces que noto mucha flaqueza en el trabajo directoral, el cual sufre para aprovechar el guion tan consistente y las actuaciones de Bening y Bell quienes se llevan la película al hombro. No obstante quien logra llevarse mi atención son los editores del filme. Al ser una historia que nos va poniendo en contraste el drama actual con los recuerdos del pasado, sabe llevar muy bien las transiciones entre lo que ocurre y los recuerdos, como el uso de las luces nos lleva de la tragedia a las alegrías pasadas, un simple grito o sonido de teléfono nos pone otra vez en la realidad, cómo una escena bien montada al inicio con la optimista Song for Guy de Elton John contrasta con una escena similar casi al final de la cinta. Si, el editor de filme y los camarógrafos logran hacer un trabajo hermoso en esos momentos. 

 

Un joven actor envuelto en una relación peculiar pero muy apasionada…

Un joven actor envuelto en una relación peculiar pero muy apasionada…[/caption] 

No obstante si se nota que también la producción tiene problemas para retratar un hermoso atardecer californiano o  la ciudad de Nueva York de los setenta, los paisajes, más que fotografías parecen pósters montados y, cuando esto lo contrastamos con las tomas que ocurren en Liverpool, nos damos cuenta de la falta de habilidad para darnos algo más realista. 

El ritmo de la película, ayudado por la edición, logra sobrellevar bien los 105 minutos que dura la película y si bien hay momentos en que se pierde un poco, sobre todo por una escena que tenemos que revisar dos veces al puro estilo Rashomon, no es algo que llegue a causarle daño a la estructura de la película. 

En el tema actoral, se ve claro que tanto Annette Bening como Jamie Bell están a la altura de las nominaciones que recibieron por esta cinta. 

 

 

Aunque la familia pueda apoyar tu capricho, puede haber límites…

Aunque la familia pueda apoyar tu capricho, puede haber límites…[/caption] 

Del lado de Bening, tenemos a un personaje que tiende a cambiar muchísimo de actitud, un reto fuerte para la actriz quien tiene que interpretar a otro tipo de actriz, a una mujer que debe debatir entre la decadencia de su carrera, la decadencia en su salud y el amor de una persona joven que contrasta con sus dos dilemas. Igual muestra jovialidad y vitalidad en algunas escenas como muestra debilidad y agonía en otras. Está claro que llegó tarde a la repartición de premios y quizá un poco más de promoción la hubiera puesto como seria contendiente de Frances McDormand el año pasado. Está claro que dejo que un poco del espíritu de Gloria Grahame entrara en ella y lo hiciera suyo para dar una de las mejores actuaciones de su carrera. 

Jamie Bell contrasta un poco, es cierto, es un personaje que por buena parte de la película parece caer en repeticiones, con una frialdad, sinceridad y cinismo que hacen de su actor un tanto complicado de entender, pero cuando llega a la confrontación de la realidad con Gloria y su familia es en donde vemos la verdadera piel de su personaje. Si, es en donde saca el Billy Elliot que extrañamos de este joven actor y que nos da la esperanza de que esta nominación no sea la última en su carrera, pues tiene talento que explotar en los próximos años. 

Del resto del cuerpo actoral se destaca una Julie Walters que, pese a estar atorada en un personaje nicho que le dejo la saga de Harry Potter, sabe aprovechar bien las ventajas y desventajas de su nicho y los explota bien cuando está en cámara. Igual la corta intervención de la legendaria Vanessa Redgrave que hace una dulce pero azarosa intervención junto con Frances Barber con los personajes principales en algún punto de la cinta. 

 

El amor, esa fuente de alegrías, amarguras  y sinsabores.

La banda sonora sabe decorarse con buenas canciones pop como la mencionada canción de Elton John o incluso dos piezas de Elvis Costello, pero cuando ves un gran trabajo en la curaduría del soundtrack es en el conmovedor uso de la canción California Dreaming interpretada por José Feliciano, que igual denota alegría en algún punto y melancolía en otro. 

Las Estrellas de Cine Nunca Mueren es una película que suelta nostalgia, nos muestra los riesgos de decidir dar prioridades a unas cosas por otras, del amor, de la muerte, de la tragedia, de aferrarse a algo que amas. En todo caso es una cinta que podría hacer soltar algunas lágrimas a los asistentes en medio de una edición ágil, buenas actuaciones aunque una dirección un tanto incómoda. 

 

[marstheme_review post_id=»149611″]