Killzone es una de las dos franquicias diseñadas por Sony C. E. para dominar completamente el mercado de los FPS y quitarle el trono a esos videojuegos más populares que no se acercan a su castillo de arena en medio del patio de juegos.

Este es el segundo juego de Disparos en Primera Persona (FPS) desarrollado para el PS VITA después de que Resistance no empujara a olas de «gamers» a definitivamente, absolutamente, sin duda alguna decidir comprar la nueva consola portátil de PlayStation.

Killzone: Mercenary sufre de dos problemas principales:

1)      Los controles parecen estar diseñados una vez que el estudio había terminado el documento de diseño y todos estaban demasiado cansados para asignar las funciones así que simplemente arrojaron dardos y vieron como quedaba todo. Por ejemplo, lanzar granadas está asignado al pad direccional arriba del stick izquierdo con el que mueves a tu personaje. Parece una queja menor, pero es más bien un “alto” en nuestro Starbucks de quejas, no un “Venti” pero si suficientemente grande que merece llamar la atención del estúpido “barista” que nunca entiende bien tu nombre. En un FPS es importante tener disponibles todas las acciones mientras te mueves. Además, los controles faltan de cierta fineza y precisión necesaria que no tiene problemas en una consola y es mucho mejor aún en la PC, estoy consciente que este es un problema más con el hardware que con el software.

2)      Si lo de los controles parecen una idea de último momento, entonces el dialogo fue un becario llegando al día siguiente y al ver que no había un diálogo escrito arrojó un montón de hojas en blanco y una bolsa de café a una jaula llena de chimpancés con maquinas de escribir.

(Spoiler menor, si no quieres leerlo pasa al siguiente párrafo) El peor momento fue cuando tienes que rescatar a un científico importante que tiene el artefacto mágico que puede terminar todos los males y su familia. Cuando llegas a la escena el científico y su esposa están muertos, solo queda su hijo de 9 años y un guardaespaldas que podría ser mejor descrito como un rinoceronte con 3 capas de armadura y un mini-cañón como arma. La misión era escoltar al joven huérfano, cubriendo al guardaespaldas de los Helgast con lanza-cohetes. Si uno de los cohetes tocaba al rinoceronte humano, este caía de rodillas por unos segundos y en ese momento el niño gritó “por favor no dejes que lo lastimen” y en mi cabeza solo tenía ganas de ahorcarlo y decirle “tus papás acaban de ser asesinados frente a tus ojos a sangre fría y ¡¿lo único que te preocupa es el tanque humano?!” (Fin del Spoiler)

El juego te permite tomar 2 enfoques para terminar la misión a la Splinter Cell, puedes escoger armas silenciosas, armadura ligera con poca protección y reducción de ruido o el paquete Rambo con armas potentes y una armadura pesada y ruidosa.

A diferencia de Metal Gear Solid ó Splinter Cell, Killzone: Mercenary no te deja pasar el juego 100% sin ser detectado, principalmente porque el juego no está diseñado para ser un stealth, como lo comentaba en mi reseña de Splinter Cell, la clave para un buen juego stealth es hacer que las partes sin acción sean interesantes, mantener el suspenso del jugador, dejarlo pensar en estrategias y diferentes caminos. En algunos momentos de Mercenary verás 2 elecciones que solo necesitan carteles neón para ser más evidentes.

La historia pudo haber sido extirpada de cualquier otra película de mercenarios con los giros de trama, traiciones, intereses de ambas partes y “la avaricia humana” además de los aburridos personajes unidimensionales.

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A pesar de todo este discurso que puede ser malinterpretado, el juego es sorprendentemente… no tan malo, de hecho la experiencia fue disfrutable y sólida. Hablando un poco de la magia detrás de la cortina, existen ocasiones que detestas tener que seguir jugando para terminar la reseña y esta no fue así, disfruté el juego en cada momento con la única excepción de que quise estrangular al niño que te obligan a llevar como una débil metáfora de la inocencia de las futuras generaciones y como la esperanza es bla, bla, bla……

Un último aspecto por el que todos los diseñadores deberían sentirse avergonzados e irse a la cama sin postre es la decepcionante y mediocre completamente aburrida batalla final. En algún momento de la historia te enfrentas a un tanque armado en los restos de algún edificio y debes usar ingenio, los recursos que están a tu alrededor para ganar la batalla mientras estás en la oscuridad solo iluminado por algunas antorchas y esa batalla es mucho más interesante que el enfrentamiento final.

En resumen, Killzone: Mercenary es como un capuccino con demasiada leche, puedes ver los rasgos de algo disfrutable e incluso puedes degustarlo, pero es sofocado y disfrazado por querer meter recursos que no agregan a la experiencia del juego.

[box type=»info»] Killzone Mercenary fue reseñado usando una copia retail del juego provista por PlayStation[/box]