El Horror de Dunwich (The Dunwich Horror) sin duda debería haber sido el lanzamiento de una nueva serie de películas de la American International Pictures, un ciclo que le hubiese permitido al público adentrarse al universo de «horror cósmico» de H.P. Lovecraft. Y es que previamente había dado algunos pasos en esa dirección, pues una de sus tantas películas de Poe fue en realidad una adaptación de El caso de Charles Dexter Ward.

Dean Stockwell (que entonces había sido visto por última vez en Pasaporte a la locura con Jack Nicholson) interpreta a un Wilbur Whateley considerablemente más atractivo que el original de Lovecraft («casi dos metros y medio de altura, una gárgola oscura y capruna»). Llega a la biblioteca de la Universidad Miskatonic, de Arkham, a estudiar uno de los más raros ejemplares del Necronomicón, encontrando la objeción del Dr. Henry Armitage (Ed Begley, en uno de sus últimos papeles). Pero el magnetismo de Wilbur tiene un efecto extraño en Nancy Wagner (Sandra Dee). Después de perder el último autobús a Dunwich, ella le da un aventón y acaba por pasar la noche en la residencia de los Whateley, llena de objetos extraños, candelabros y luz púrpura. Wilbur vive solo con su abuelo (Sam Jaffe), aunque algo extraño parece habitar el ático.

dunwich1
Wilbur visita la Universidad Miskatonic con la intención de revisar el Necronomicón, uno de los libros más oscuros jamás escritos en la historia de la humanidad.

Para el director de El Horror de Dunwich, Daniel Haller, representó algo diferente a lo que había hecho previamente. Aquí encontraremos al Necronomicón en exhibición en una vitrina y los nombres de Yog-Sothoth y «los primigenios» siendo invocados con frecuencia. Y aunque los mitos de Cthulhu eran conocidos en ciertos círculos en 1970, fue lejos el fenómeno de la cultura pop que es hoy en día. Si has ido últimamente a una librería, Lovecraft tiene una presencia importante en las secciones de ciencia ficción y fantasía.

dunwich2
En un arrebato un tanto paternalista, el Dr. Armitage y Elizabeth, la amiga de Nancy, se trasladan a la mansión de los Whateley para ver cuál es la razón de desaparición.

Como una película de terror, tiene sus fallas. La película crece lenta y repetitiva mientras transcurre la trama, y cuando el «Horror de Dunwich» finalmente es liberado –lo que debe dar a la historia su segundo aire–, los efectos especiales mediocres destruyen el suspenso. Cuando el monstruo se presenta, nos muestran trucos ópticos básicos: imágenes en negativo y colores psicodélicos. Aquí vemos que el horror, en sí mismo, no es mucho mejor que los monstruos de las películas de los años 50. Un completo fail

Haciendo estas advertencias a un lado, El Horror de Dunwich logra captar la lógica de pesadilla de Lovecraft y tiene una sensación de ensueño genuina, igual que las anteriores películas de Corman. Stockwell, con sus ojos monótonos e hipnóticos, es particularmente bueno. Existen algunos arcos en los tiempos, y hay algunos desnudos fugaces – como cuando el monstruoso gemelo de Wilbur Whateley devora a la pobre Elizabeth (Donna Baccala).

dunwich3
Ia! Ia! Yog-Sothoth! (Wilbur, llamando a papá)

Concluyendo, El Horror de Dunwich -a pesar de ser relativamente mediocre- se ha convertido en una película de culto, pues ha sido una de las primeras que han tratado de evocar abiertamente el horror de los relatos y cuentos del gran maestro H.P. Lovecraft. Lamentablemente, ha sido hasta la primera década de este nuevo siglo -más de 70 años después de su fallecimiento-, que las industrias del cine y los videojuegos han girado la vista en su dirección, dejando a varias generaciones sin la influencia de las obras de este gran escritor. Como admirador y aprendiz suyo, sólo espero que algún día obtenga el reconocimiento que merece por haber sido el creador de un panteón complejo de pesadillas que sólo él pudo haber iniciado con esa maestría, y que las nuevas generaciones disfruten tanto de sus historias como yo mismo las he disfrutado.