Continuando con el ciclo de las películas de Stanley Kubrick, ahora continuaremos con una cinta que realmente marcaría una pauta en el futuro del cine en ese momento, 2001: Odisea del Espacio.

Esta cinta de 1968, marcaría un antes y un después, no solo en la carrera de Stanley Kubrick, en quien seguramente vemos en esta cinta su obra maestra, sino en la forma de trabajar los efectos visuales, en la forma de ver las películas de ciencia ficción y en demostrarnos que no había límites para plasmar nuestros sueños y nuestras pesadillas frente a la cámara.

La cinta está basada en un cuento corto de Arthur C. Clarke, El Centinela, pero Clarke pronto comenzó a trabajar con Stanley Kubrick, no solo en el guion, sino en la creación de una novela que pudiera poner en texto todo lo que Kubrick estaría poniendo en sus filmaciones, si, ambos se encaminaron en una extraña carrera por poder tener la novela y la cinta estrenadas al mismo tiempo.

Se han descubierto las herramientas, es hora de evolucionar.En esta película, donde realmente el elenco de actores no llega a ser importante, por lo menos hasta el segundo acto donde Keir Dullea y Gary Lockwood, además de la voz de Douglas Rain, llegan a ser los auténticos protagonistas de esta historia de ciencia ficción. En todo caso Dullea, quien comenzó en televisión y tuvo en este papel el más distintivo de su carrera, será nuestro guía por el resto de la cinta.

Miles de años después de que los primeros hombres encontraran en los huesos de los animales que comían, las primeras herramientas de la historia guiados por un monolito, la humanidad ha evolucionado al grado de viajar hacia el espacio. Es entonces cuando dos astronautas deberán lidiar un conflicto casi mortal con la computadora que gobierna el viaje que los lleva a investigar un misterioso monolito en Júpiter.

¿Qué es lo primero que me viene a la mente cuando me dicen de esta cinta? Muy sencillo: la combinación de los efectos visuales que muestran el espacio y la banda sonora que, para sorpresa de muchos en la época, Kubrick decidió recurrir a la música clásica, a colgarse por completo del compositor Johann Strauss, canciones de las que originalmente Kubrick había tomado como referencias para que su compositor Alexander North hiciera la música, pero, para sorpresa de North, Kubrick decidió usar la música de Strauss y abandonar lo que había realizado el compositor inglés.

 

La ambientación no ha envejecido pese a que ya cumplirá 50 años.

Una decisión que a la postre se tornó positiva, pronto la gente que solo había escuchado a Strauss, tendría una dosis de genialidad al escuchar El Danubio Azul en medio de un viaje en medio de las estrellas, pero la pieza de Richard Strauss, la entrada de Así Hablaba Zarathustra dirigida por el mítico Hebert Von Karajan, resalta en la película, al punto que si ese momento de ver como los homínidos descubrían su primera herramienta no te emocionaba, era mejor que salieras de la sala del cine.

Es entonces cuando tenemos que hablar de la ambientación de la película, si, puede lucir para nuestra época (sobre todo después de ver El Planeta de los Simios) un tanto falsos, los homínidos con sus trajes peludos y sus comportamientos casi simiescos, pero en su momento lucían impresionantes estos personajes y el mostrarnos el punto de partida de la evolución humana, para de ahí brincar hacia el futuro, a ver los viajes en naves espaciales, tanto comerciales como en expediciones.

Era impresionante ver la visión combinada de Kubrick y Clarke de su futuro, donde las video llamadas, una interfaz completamente inteligente dirigiendo una nave y la comida de astronauta, así como la ropa del futuro, se manifestaban frente a los ojos. De observar cómo los personajes se comportaban de una manera un tanto fría, no solo por las llamadas telefónicas o las conversaciones técnicas al grado que, el único personaje que realmente sentía algo era la computadora HAL-9000.

La escenografía realmente nos hace soñar con un ambiente futurista.De HAL tenemos que afirmar que es un personaje que sostiene cierta empatía que nos permite entenderlo, pero también temerlo, de una inteligencia artificial capaz de matar a los astronautas por el bien de la misión, pero, cuando llega su momento, sientes lástima por dicho aparato.

Si, Kubrick quería mostrar una visión positiva del futuro, pero también sus riesgos y la influencia fue inmediata. Sin Odisea del Espacio, quizá no veríamos con los mismos ojos la saga de Star Wars, probablemente no estaríamos viendo la saga de Terminator o no hubiéramos visto esos efectos visuales tan locos que se han planteado en cintas como Guardianes de la Galaxia o Doctor Strange.

Retratar el espacio fue el reto más grande que tuvo Kubrick en esta historia, de poder llenar nuestros ojos con todo aquello que colmaba su imaginación, aunque, ya entrando en cuestiones científicas, algunos de esos detalles terminan siendo probados como incorrectos, por ejemplo una de las escenas más correctas fue cuando se da la caminata espacial donde no hay un solo sonido, mientras las tomas de las estrellas falla al mostrar que las estrellas titilan en el espacio exterior, algo que no debe ocurrir sin la presencia de una estrella más grande.

Sin brazos, ni piernas, más elocuente que un humano, más peligroso que un Terminator.Pero, ¿qué importa lo que la ciencia dijo después, si el viaje espacial se torna tan placentero con El Danubio Azul de fondo?, ¿qué importa lo que realmente se verá cuando viajas por un vórtice que nos muestra uno de los momentos más alucinantes del cine, entre luminosas formas geométricas, que igual aterrorizan y maravillan al espectador en medio de las caras de desesperación, gozo y horror de Dullea?

 Si, cuando llegamos al final de la cinta, nos vemos obligados a verla otra vez, la conclusión es tan abierta que deja muchas preguntas, la más importante sería ¿qué fue lo que acabo de ver? Tan difícil de descifrar ha sido la conclusión que hasta tuvo Hollywood la desfachatez de permitir que existiera una secuela como 2010: El Año que Hicimos Contacto, donde pese al regreso de Dullea y de la voz de Rain, no lograría siquiera la mitad de la fama que consiguió Odisea del Espacio.

 

«…tan lleno de estrellas…»

Y la cultura popular, pese a no entender la cinta, se impregnó de ella, además de las cintas que provocó su influencia, siempre será común encontrar en varias series de televisión alguna referencia a la cinta, ya sea el famoso paso de la azafata en condiciones de poca gravedad, o la lenta voz de una computadora como HAL, como pasó en Los Simpsons, Animaniacs u otras series de animación.

Finalmente tenemos ahí la cinta que marcaría la carrera de Kubrick, la cinta que nos hizo que pudiéramos imaginar un posible futuro, uno que ayudó aún más a que se incrementara la carrera espacial, al grado que la nave de la cinta tendría una contraparte real. Con todo y los peligros que implicaba encomendar nuestra suerte a una computadora y de las cosas que aún no podremos entender del espacio, Odisea del Espacio fue el punto de partida para que otros creadores pudieran plasmar sus ideas, buenas o malas, de lo que pudiera haber afuera.

 

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