En algunas o muchas ocasiones, Estados Unidos ha querido tomar la batuta de ser el pacificador de todo el mundo. Y más allá de las implicaciones políticas o gubernamentales, y del obstinamiento por el control, muchas historias que ponen a prueba el instinto humano se han desarrollado en puntos alejados y peligrosos.

13 Horas: Los soldados secretos de Bengasi narra un hecho verídico en el territorio de Libia en el año 2012. Para proteger al personal y los puestos de investigación de la CIA en regiones “inestables”, la agencia emplea equipo ex militar de elite. Al cumplirse once años del atentado a las Torres Gemelas, el nivel de amenaza que representaba Libia era considerado altamente crítico.

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Estados Unidos manda a un embajador, Christopher Stevens (Matt Letscher), al territorio de Bengasi aún sabiendo el alto riesgo, con la intención de poder crear lazos y medios de diálogo con el gobierno libio. Establece una embajada a escasas millas de una base encubierta de investigación de la CIA, la cual es custodiada y protegida por un equipo de 6 ex militares de los más altos rangos: Jack Silva (John Krasinski), Tyrone ‘Rone’ Woods (James Badge Dale), Kris ‘Tanto’ Paronto (Pablo Schreiber), Dave ‘Boon’ Benton (David Denman), John ‘Tig’ Tiegen (Dominic Fumusa) y Mark ‘Oz’ Geist (Max Martini).

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La película no nos cuenta gran detalle del conflicto en sí, pero durante la noche del 11 de septiembre, varios manifestantes, entre los que había algunos criminales, se congregaron frente al consulado estadounidense en Bengasi para protestar contra La Inocencia de los Musulmanes, una película considerada anti-islámica y producida en EE.UU. que ridiculizaba al profeta Mahoma. Los agentes de seguridad del consulado creyeron que se trataba de un ataque y dispararon sobre los manifestantes, lo que agravó la situación. Después de esto, varios milicianos armados atacaron el complejo y le prendieron fuego.

Cuando todo sale mal, estos seis hombres demostraron su coraje haciendo lo que era correcto. A pesar de ser detenidos por los altos mandos en EE.UU. Y no tener autorización para apoyar el ataque, puesto que también desenmascararía la ubicación de la CIA, trataron de defender el poco espacio americano en Libia.

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Michael Bay utilizó su acostumbrada visión de bombas y explosiones en una historia muy íntima, la cual incluso estuvo apoyada y asesorada por los militares sobrevivientes a este ataque. Y en su búsqueda de representar con fidelidad los hechos y dar honor a los partícipes, vemos como en ocasiones la verdad supera a la ficción. Y en lugar de estallar media ciudad y derrumbar edificios, Michael Bay utiliza ésta gran experiencia para contar lo terrible, peligroso, estresante y crudo que puede ser encontrarte en plena “zona de guerra”.

Omitiendo el hecho de que el conflicto es en base a esta película que se mofa de los islámicos y de que Estados Unidos es el que dispara primero, 13 Horas realmente trasmite, con pocas locaciones y pocos actores clave, la tensión de cada minuto a minuto de estas horas de ataque.

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En mi experiencia personal, esta película llega más a sentirse real y pegar más fuerte, puesto que varios de mis familiares han tenido el trabajo como el de estos hombres. Después de servir a su país, de ser altamente entrenados y capacitados, son contratados por agencias de seguridad internacional y colocados de nuevo en las zonas de peligro para proteger y cuidar ubicaciones de alta seguridad y secreto máximo del gobierno de Estados Unidos en distintos países.

No hay nada en esta película que realmente cause “ruido”, o esté fuera de lugar, se maneja un patriotismo bastante moderado, se entiende a la perfección la tensión al acercarse la noche del 11 de septiembre. Las actuaciones son sólidas, ninguna destaca más, o pretenden llenarnos los ojos con actores de renombre en películas de “héroes”. Los pocos posibles tintes de racismo que pudiera generar son utilizados para ejemplificar el sentimiento de alejamiento y confusión entre los propios soldados.

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Creo que no tiene pretensiones de siempre hacer ver a EE. UU como el máximo héroe, ni llenar de galardones y/o condecoraciones a los militares, ni pintar al clásico enemigo árabe culpable de todos los males del territorio americano. Sino que puedes ver varios aspectos que estos conflictos internacionales causan, el atacante, el defensor, el enemigo y el amigo local, las muertes y el sufrimiento en ambos lados, y el sabor dulce y amargo que siempre genera la resolución de conflictos bajo la vía de las armas y el yugo de los explosivos.

Agradezco a Serviflims que me dio la oportunidad de ver ésta proyección durante el Roadshow 2016 de Paramount, donde no solo conocí a personal de la empresa cinematográfica, sino que nos presentaron clips oficiales y exclusivos de la filmación de la película, entrevistas con los militares sobrevivientes al conflicto y el rodaje del filme.

Más que una más de las “películas de guerra” o de “disparos y explosiones”, 13 Horas: Los soldados secretos de Bengasi, es de ésas películas de conflictos bélicos muy bien logradas, con un buen manejo de efectos visuales y fotografía, con efectos especiales precisos, y que, aunque no cuenta con las actuaciones desgarradoras que intentan llevarse un Óscar, son sólidas, concretas, humanas, y trasmiten el vaivén de emociones al transcurrir los minutos de éstas horas, que parecen eternas.

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